Amanda Turner
Llevaba toda la tarde tirada en la cama, escuchando
música y pensando en todo lo que había pasado el día anterior con Gin. Seguía
sin entender por qué si se supone que es mi mejor amiga había decidido no creer
ni una sola palabra que pronunciara respecto al tema Harry. Pensé en volver a
llamarla para hablar con ella esa tarde, incluso pensé en invitarla a que
viniera conmigo a la fiesta de los chicos pero supuse que sería inútil. La
conocía demasiado bien. Era bastante cabezota y que apartara aquella estúpida
idea de su cabeza me iba a costar mucho más de lo que me gustaría. No estaba en
mi mejor momento para salir de fiesta pero la noche prometía ser divertida y no
iba a perdérmela. Me metí a la ducha y conseguí que el agua me relajara un
poco. Salí rodeando mi cuerpo con una toalla y el pelo en una más pequeña.
Caminé unos pasos hasta mi habitación y abrí el armario para elegir la ropa que
llevaría. Me decanté por unos pantalones largos, azules desteñidos que remangué
hasta el tobillo para que se viera la doblez de un azul más oscuro, haciendo
contraste con el resto del pantalón. Elegí una camiseta de manga corta blanca,
con la palabra smile escrita en el
medio en letras mayúsculas de color negro. Después de vestirme me dirigí
nuevamente al cuarto de baño, me deshice de la toalla que llevaba en el pelo y
me lo sequé un poco con el secador. Lo dejé suelto, por lo que quedaba un pelín
ondulado y a continuación, me pinté la raya inferior del ojo con el lápiz negro,
me puse un poco de colorete rosa, me eché rímel y por último, me pinté los
labios de un brillo rosa clarito. Volví a la habitación y en una pequeña
mochila de esas que se encogen por la parte de arriba metí el móvil, el
monedero con algo de dinero por si a la vuelta tenía que coger un taxi y mi
inseparable cámara de fotos. Seguro que la noche de hoy daba para hacer unas
cuantas. Me puse mis converse blancas bajitas y salí de la habitación.
- ¿Dónde va usted a estas horas, tortuguita? –preguntó mi
hermano a mi espalda.
- ¿Qué versión quieres? ¿La de papá o la buena? –ambos reímos.
- Las dos.
- La de papá es que estaré con Eli en su casa. La buena,
que iré a casa de Harry.
- Pues que lo pases bien, si necesitas algo, ya sabes dónde
estoy.-me dijo. Sonreí y nos abrazamos.
Bajé las escaleras rápidamente y, después de decirle a mi
padre que estaría en casa de Eli, salí para poner rumbo a la casa de Harry. Por
la mañana, Zayn me había enviado la dirección y me había indicado cómo llegar
hasta allí. Cogí el metro y tras algún trasbordo y unas cuantas paradas, salí
en la estación que me había indicado. Según él, ahora tenía que girar a la
derecha, luego a la primera a la izquierda y habría llegado. Debe ser esta calle, pensé. Ahora tenía
que buscar el número 12. Caminé un par de veces por la calle pero no había ni
rastro de la casa correspondiente a ese número, la última casa de la calle
tenía el 10. Volví a hacer mentalmente el recorrido desde que salí del metro.
Había seguido sus indicaciones pero estaba claro que algo había hecho mal. Miré
a ambos lados de la calle, afortunadamente aún no había anochecido del todo y un
señor mayor se acercaba a donde me encontraba.
- Disculpe, ¿sabe cómo llegar a esta dirección? –le pregunté
educadamente, enseñándole el móvil donde tenía apuntado la calle.
- Sí, claro. Es justo al contrario.-
- ¿Está seguro?
- Completamente.-
- Vale, muchísimas gracias.-dije despidiéndome de aquel
hombre y caminé sobre mis pasos, de vuelta a la parada del metro para hacer el
mismo recorrido pero totalmente al revés.
Me aseguré de que en la placa que se encontraba en una de
las fachadas ponía el nombre de la calle y continué, buscando de nuevo el
número 12. Casi al final, lo encontré. Reconocí aparcado en la puerta el coche
que había chocado hacía ya unas semanas con el de mi madre y me dirigí a la puerta.
La verja estaba abierta así que caminé hasta la puerta de entrada a la casa.
Llamé al timbre un par de veces y mi amigo de rizos no tardó en abrirme.
- ¿Estás segura de que no eras fan nuestra? –preguntó nada
más abrir. Le miré extrañada.- Mírate, vas vestida al estilo Tomlinson.
- Pues no tenía ni idea. Lo juro.-respondí.
- Debes saber que él suele llevar los pantalones
remangados y.-enfatizó el “y”.- no lleva calcetines, vamos, igual que tú hoy.
Aparte de rayas y tirantes, ya lo irás viendo.-empezó a explicarme mientras me
conducía por un largo pasillo. Llegamos al salón donde estaban los otros cuatro
chicos y una chica sentada al lado de Louis que no reconocí.
- Hola.-los saludé.- Soy Amy.-me presenté a la otra
chica.
- Ronnie.-contestó.
- ¡Pequeñaja! Ya pensábamos que te había pasado algo.-dijo
Nialler en cuanto entramos.
- En realidad sí que me ha pasado.-le contesté.
- Creí que a las niñas no os dejaban salir por la
noche.-comentó Louis. Ya empezaba con lo mismo de siempre.
- Te equivocabas.-respondí indiferente. No pensaba dejar
que me amargara la noche.
- ¿Y bien? –preguntó Liam.- ¿Qué te ha pasado para llegar
tan tarde? –Había aparecido media hora más tarde de lo acordado.
- Pues la cosa es que me he perdido al salir del metro,
he caminado justo al contrario.-expliqué y Zayn en su intento fallido por
aguantar la risa, soltó una gran carcajada.- ¡Serás capullo! Me indicaste mal a
posta, ¿verdad?
- Lo siento Amy, no pude resistir la tentación.-dijo y
automáticamente me le eché encima, dándole varios golpes que para él debieron
suponer simples cosquillas.
- Haya paz.-intervino Liam.-
- Esta me la vas a pagar, Malik.
- Estáis todos de testigos, ¡acaba de amenazarme! –dijo señalándome
con el dedo.
- Te lo has buscado tú solito.-me defendió Liam.
- Leeyum es el único que me quiere.-dije como una niña
pequeña y besé la mejilla de Liam mientras él me abrazaba.
- Anda, ven, te enseñaré la casa.-me propuso Harry.
Harry Styles
La cogí de la mano y la llevé por el pasillo hasta la
cocina para empezar el tour por mi casa. Luego subimos a la planta superior que
constaba de cuatro habitaciones: tres de invitados y la mía; una sala donde
normalmente los chicos y yo pasábamos las horas muertas jugando a la play, un
cuarto de baño, un vestidor y una terraza.
- He reservado lo mejor para el final. Cierra los ojos.-cuando
me aseguré de que lo había hecho, abrí la puerta de cristal que daba a la
terraza.- ¡Tachán! –exclamé con los brazos abiertos. Ella abrió los ojos y
sonrió caminando hasta la barandilla para asomarse. Desde allí tenía unas vistas
espectaculares de la capital inglesa.
- Es precioso.-
- ¿Verdad que sí? –asintió pero la sonrisa que antes me
había mostrado había desaparecido. A decir verdad, desde que habíamos empezado
a recorrer la casa, la notaba algo extraña.- Amy.-la llamé, colocándome a su
lado.- ¿Te pasa algo?
- No, no es nada.-sonrió forzosamente.
- ¿No confías en mí?
- Claro que sí.
- ¿Entonces? Venga, cuéntamelo.-la animé dándole un ligero
toque en el brazo que la hizo sonreír.
- ¿Te acuerdas de Gin? –asentí con la cabeza. ¿Cómo me
iba a olvidar de aquella loca pelirroja? – Pues es que estamos enfadadas,
bueno, más bien es ella la que no me habla.-pregunté la razón con un leve
movimiento de cabeza.- Verás, es que…ella está celosa: piensa que tú y yo
estamos juntos.-reí levemente.- No tiene gracia, Harold, le he dicho que no es
verdad pero no me cree, ¡ya no sé en qué idioma decírselo!
- Prueba en chino.-bromeé.- Auh, no me pegues.-dije
sobándome el brazo derecho.- ¿Y por qué cree eso?
- Dice que me besaste en la discoteca aquella
noche.-explicó. Fruncí el ceño haciendo memoria. Si eso había ocurrido no lo
recordaba.
- ¿Y lo hice? –ella negó con la cabeza.- Menos mal.-ella
abrió los ojos como platos y reí levantando las manos.-No me malinterpretes.
Eres una chica preciosa pero eres mi amiga. De hecho, hacía muchísimo tiempo
que no encontraba una chica que pudiera ser eso, es como si desde el primer día
hubiera sabido que te convertirías en mi mejor amiga.-dije abrazándola de lado.-
- ¿Tu mejor amiga? –dijo mirándome de reojo.
- Sí, señorita. La mejor. ¿Sabes cuánto tiempo llevo sin
poder hablar con una chica que no se acerque a mí solo para ligar conmigo? Ya
sé que estoy de muy buen ver pero uno también necesita amigas.
- Tú y la modestia no os lleváis bien, ¿no? –preguntó divertida.
Ambos reímos.
- Volviendo al tema de tu amiga, ¿por qué no la llamas y
que se venga? No sé, quizás así pueda quitarse sus paranoias de encima.-sugerí.
- Lo pensé esta mañana pero no me coge el teléfono.
- A Harry Styles no podrá resistirse.
- La va a dar algo como escuche tu voz al otro lado del
teléfono.-dijo buscando el número entre sus contactos.
- Entonces, ten preparado tú el número de la ambulancia
por si acaso.-la guiñé un ojo mientras marcaba el número en mi móvil. Me lo
puse en la oreja y esperé a que lo cogiera. Un toque. Dos.
- ¿Sí? ¿Quién es?
- Hola Gin.-saludé.- ¿Te acuerdas de mí? Nos conocimos en
el meet and greet del último
concierto en Londres y estuvimos bailando hace unas semanas en la nueva
discoteca.
- ¿Harry? –preguntó dudosa. Amy reía por mi anterior
explicación.
- El mismo, sí.-contesté.- Tu amiga Amy quería invitarte
a la pequeña fiesta que he organizado hoy en mi casa pero dice que no contestas
sus llamadas así que, te invito yo en persona, ¿qué me dices?
- Yo…n-no sé.
- Vamos anímate, está Amy; Ronnie, una amiga de Louis;
los chicos y yo.-insisití.- Te envío ahora mismo la dirección y, si quieres, te
unes a nosotros después de cenar, ¿de acuerdo? Hasta dentro de un rato, Gin.
- Adiós Harry.-dijo antes de que colgara.
- No ha dicho que sí.-habló Amy.
- Vendrá. Ya lo verás.-guardé el teléfono en el bolsillo
del pantalón y bajamos de nuevo con los demás.
Veronica Reed
El timbre sonó interrumpiendo la conversación,
medianamente normal por raro que suene, que los seis manteníamos mientras
esperábamos a la persona que faltaba por llegar. Harry se levantó a abrir y unos
segundos después, apareció abrazando por los hombros a una chica más bajita que
él, rubia con mechas rosas y ojos verdes. Nos saludó a todos en seguida, y se
presentó confirmando que ella era Amanda. Después de una pequeña pelea que
mantuvo con Zayn y que terminó en risas, Harry se la llevó de la mano a
enseñarla toda la casa. Entonces recordé a Gin y su excusa para no aceptar mi
invitación. Los había observado a los dos cuando entraron en el salón pero no
me pareció en absoluto que mantuvieran una relación, más bien mi instinto me
hacía pensar que eran una especie de mejores amigos, entre los que había
bastante confianza. De hecho, por su anterior aparición en escena, parecía que
aquella chica tenía confianza con todos los miembros de la banda excepto con mi
querido amigo. Asunto en el que indagaría más tarde. Ellos dos solo habían
intercambiado dos frases y no de buenas maneras precisamente.
- Levantad los culos, vagos. ¡A poner la mesa! –dijo Harry
entrando de nuevo en el salón.
Le hicimos caso y nos dividimos las tareas: Niall, Liam,
Amy y yo pondríamos la mesa en el salón mientras Harry terminaba de cocinar la
cena y Louis y Zayn hacían de pinches en la cocina. Aproveché la ocasión para
acercarme a Amy y entablar una conversación con ella.
- ¿Cómo hemos ido a parar tú y yo esta noche con estos
cinco locos? –comenté mientras colocaba los cubiertos y ella ponía los platos.
Se encogió de hombros.
- Supongo que nos va el riesgo.-contestó y reímos.
- Buena respuesta.
- Menos hablar y más poner la mesa, señoritas.-nos regañó
Niall, entrando con un vaso en una mano y una patata frita en la otra.
- Y tú deja de comer.
- Y aprovecha los viajes, como tengas que poner los siete
vasos de uno en uno podemos morir de asco.-contraatacamos las dos. Él, en
respuesta, nos sacó la lengua.
Ginger Bennet
Me había quedado a cuadros cuando distinguí su voz ronca
al otro lado del teléfono. Por segunda vez en el día me proponían lo mismo. ¿Lo
rechazaba de nuevo? Por supuesto que sí/no.
La respuesta negativa la gritó la vocecita de mi cabeza. Vamos, te ha llamado él en persona, ahora no puedes decir que no te han
invitado. Seguramente solo lo haya hecho porque Amy se lo habrá pedido. Deja de ser tan idiota. Te ha invitado. Él.
Harry. Ese chico de ojos verdes y hoyuelos adorables. Así que haz el favor de
bajar a cenar, luego te arreglas y sales como alma que lleva el diablo hasta su
casa. No tengo la dirección. Dijo que me la mandaría pero hace ya más de
diez minutos que hablé con él y ni rastro del mensaje prometido. Como si se
tratara de cuestión de brujería, mi móvil sonó. Era él. El mensaje con la
dirección. No pongas más pretextos.
Cállate de una maldita vez, no me dejas pensar con claridad, grité interiormente.
- Gin, la cena está lista.-bajé las escaleras y me senté
en mi sitio de todos los días. Frente a mi padre y al lado de mi madre.
- Creí que saldrías por ahí. No sueles quedarte en casa
los viernes por la noche.-comentó mi padre.
- La verdad es que sí que voy a salir.-Wohooo!, celebró la vocecita interior.- Me acaba de llamar Amy. Me voy en cuanto cene.-dije.
Dicho y hecho. Cuando terminé de cenar, mi madre me dio
permiso para ir a vestirme en vez de ayudarla a recoger y subí a mi habitación.
Saqué del armario unos pantalones negros, me puse una camiseta verde flúor y lo
acompañé con mis vans negras. Me recogí el pelo en una coleta alta y prácticamente
no me maquillé. Cogí un bolso pequeño y, después de despedirme de mis padres,
me monté en el metro para dirigirme a casa de Harry.
Bueno, bueno, aquí tenéis el último capítulo que subiré hasta que vuelva de vacaciones. Gin ha decidido ir a la fiesta, ¿qué creéis que pasará? ¿Comprenderá que entre Harry y Amy no hay nada? ¿O seguirá encabezonada en que sí? En fin, me despido de vosotras hasta el día 12 de agosto que es cuando vuelvo pero no esperéis capítulo el mismo 12 porque seguramente estaré de viaje de vuelta y no me dé tiempo, pero prometo que intentaré subir el 13. Luego estaré unos días en mis dos pueblos, en uno probablemente pueda subir, en el otro no creo pero igualmente escribiré y a ver si después, cuando esté definitivamente en mi casa os puedo recompensar estos días sin capítulo con una maratón o algo, no sé, ya se verá. Espero no haberos dejado con mucha intriga, que no quiero que nadie lo pase mal en mi ausencia (aunque me tendréis por twitter para lo que queráis). JAJAJAJA Es broma, ya paro. No me enrollo más, pasadlo bien en lo que queda de verano que ya va siendo más bien poco. Muchísimas gracias y nos leemos a la vuelta.
Love,
Sarai.