domingo, 28 de diciembre de 2014

Capítulo 65.




Amanda Turner

Mierda. Mierda. Mierda.

No podía parar de repetirme esas seis letras en mi cabeza mientras veía cómo mi padre sostenía la revista con nuestra foto. ¿Pero cómo era posible? Habíamos tenido muchísimo cuidado en no vernos en ningún sitio público y ahora resultaba que estábamos en primera plana de la revista ‘People’.

-¿No piensas decir nada? ¿Ni siquiera negarlo? –habló mi padre acercándose a mí.

Continué callada. ¿Qué demonios iba a decir? No podía negar algo que era más que evidente. La foto era muy clara y por lo que podía deducir por nuestra ropa era de la fiesta de lanzamiento del álbum de los chicos. ¡Genial!

-¿Y qué ha pasado con Sam? Yo siempre pensaba que estabas saliendo con alguno de ese grupo porque venían a verte a menudo pero luego llegó la cena y empezaste a salir con Sam y…
-Mamá.-pedí que parara. Mi padre no sabía que los chicos de One Direction eran amigos míos.
-¿Esto qué es? ¿Alguna especie de complot contra mí? ¿Por qué no me contaste que salía con esos chicos?-quiso saber mi padre.
-Solo somos amigos.-intervine.
-Sí, ya lo veo.-ironizó él.- Sobre todo con este, el mayor de todos, eh.-señaló la revista.-
-Ahí le doy la razón a tu padre, ¿es que no había chicos de tu edad, cariño? –Ya sabía yo que no iban a tardar en sacar el tema.-
-Eso no es un problema para nosotros.-dije bastante seria, cruzándome de brazos.
-Pero para los demás, sí.-mi padre de nuevo.- No voy a dejar que salgas con alguien cinco años mayor que tú que además es famoso y que seguramente solo quiera acostarse contigo.-Hacía poco me había dicho prácticamente que era natural que me acostara con Sam, que además, me saca casi tres años y ahora me viene con estas. Irónico. Muy irónico todo.
-He tenido la oportunidad de comprobar que eso no es así.-Fue terminar mi frase y que mi mejilla empezara a arder a causa de la bofetada que mi padre me había dado. Mis ojos se cristalizaron pero no le iba a dar el lujo de verme llorar.-
-Eres solo un capricho para él, ahora que ha conseguido su propósito te dejará tirada.-mi padre seguía hablando y mi enfado iba en aumento.- O peor.-hizo una pausa.- Embarazada.
-¡No tienes ni idea! ¡Ni siquiera le conoces!-grité. Mi madre tan solo nos observaba.
-No me hace falta. Sé cómo son los chicos como él.
-Nos queremos.-rebatí.
-Solo tienes diecisiete años y harás lo que yo te diga, así que no quiero que le vuelvas a ver, ni a él ni a sus cuatro amiguitos ¿entendido?
-Me da igual lo que quieras, no pienso dejarle.-dije y subí en dirección a mi habitación.
-Por si no te había quedado claro: ¡estás castigada! –le escuché gritar y cerré la puerta fuertemente, dando un portazo.

No pude aguantar las lágrimas durante más tiempo y en cuanto caí en la cama, empecé a llorar sin poder evitarlo. Unos toques en la puerta me hicieron levantar la cabeza del colchón. Bajé de la cama y fui hacia la puerta mientras tocaban de nuevo y escuchaba la voz de mi hermano al otro lado. Le abrí y en cuanto entró en la habitación, me abrazó con fuerza y volví a llorar.

-Quiero irme de esta casa, Dani. No lo aguanto más.-murmuré aun abrazada a él.
-Lo sé, tortuguita, lo sé.-él intentaba consolarme, acariciando mi pelo.- Y sabes que nos iremos en cuanto podamos, solo tienes que aguantar un poco más.
-Quieren que deje de verlo, Dani. A él y a los chicos. Y no puedo hacerlo.
-Tranquila, encontraremos una solución.
-Estoy castigada de por vida. No me dejará ni salir a la calle. Louis no va a querer estar con alguien invisible.
-Escucháme, Amy.-me cogió la cara con las manos mientras con sus pulgares intentaba secar las lágrimas que caían por mis mejillas.- Louis te quiere muchísimo y se las arreglará para poder verte, estoy seguro. Así que no te quiero volver a oír decir esas tonterías, ¿de acuerdo? –asentí levemente con la cabeza.
-¡Bajad a cenar! –gritó la voz de nuestra madre.
-No pienso bajar.-murmuré.
-Te subiré algo, diré que te has quedado dormida.-besó mi frente.- Te quiero, tortuguita.
-Y yo a ti, Dani.-le sonreí levemente y le vi abandonar mi habitación.

Iba en serio cuando le había dicho a mi hermano que no aguantaba ni un segundo más en aquella casa y una idea había cruzado por mi mente así que en cuanto me quedé sola de nuevo, saqué mi bolso de deporte del armario y empecé a guardar toda la ropa que entrara ahí. Salí sigilosamente de la habitación para dirigirme al baño y coger las cuatro cosas de aseo personal que necesitaría. Una vez de nuevo en mi habitación, lo escondí todo bajo la cama y me tumbé: solo me quedaba esperar unos minutos a que terminaran de cenar y se fueran a acostar.

Pensé en llamar a Louis y contarle lo que había sucedido pero recordé que me había dicho que unos amigos suyos de Doncaster estaban en Londres y habían quedado a cenar así que, preferí no molestarle, ya se lo contaría después todo tranquilamente.

Cerré los ojos, haciéndome la dormida bajo las sábanas cuando noté que abrían la puerta. Fuera quien fuese, se acercó a mí para dejar un beso en mi sien y descubrí que era mi hermano cuando susurró un descansa, tortuguita, hoy ha sido un día duro. No le hice saber que estaba despierta, era mejor que no supiera lo que planeaba porque seguramente, aunque estuviera de acuerdo conmigo, no dejaría que lo hiciera. De todas formas, en cuanto se dieran cuenta de que no estaba en casa, él sabría dónde encontrarme. Poco después, el proceso volvió a repetirse y supe que era mi madre ya que siempre pasaba a darme las buenas noches antes de irse a dormir. Escucharla salir de mi habitación y cerrar la puerta fue el pistoletazo de salida a mi plan.

Me deshice de las sábanas y cuidadosamente, saqué la maleta improvisada en el bolso de deportes de debajo de la cama. Cogí una sudadera del armario, me calcé unas converse, me puse un abrigo encima y, con el móvil en el bolsillo y el bolso colgado del hombro derecho, me dispuse a abrir con cuidado la puerta de mi habitación. Me asomé al pasillo, para asegurarme de que no había nadie y tan solo divisé la luz del despacho de mi padre encendida así que, no había peligro: él estaría muy metido en sus negocios. Recorrí el pasillo en silencio y bajé las escaleras sigilosamente. Bien, una parte del plan hecha con éxito. Ahora me quedaba la segunda: salir de casa sin que la puerta principal hiciera ruido. Eso iba a ser un poco más complicado. Sabía que la llave no estaba echada porque mi padre seguía despierto así que solo debería ocuparme del picaporte. Deslicé la mano sobre este e hice fuerza para que bajara y poder abrir la puerta. Afortunadamente, conseguí hacerlo sin provocar ningún ruido. Salí a la calle, sintiendo el frío darme de lleno en la cara y procedí a cerrar la puerta con el mismo cuidado.

En cuanto estuve en la calle dejé escapar el aire que había estado reteniendo durante mi huida. El corazón me latía a mil por hora y decidí echar a correr hasta el metro por si por alguna casualidad alguien había oído algo y todo se iba al traste. Por suerte, el metro londinense estaba operativo durante las veinticuatro horas del día así que, entré en la boca más cercana a mi calle y me subí al metro que me llevaría hasta la parada más cercana a la calle en la que Louis vivía. Tras casi media hora de camino en metro debido a que por la noche iba bastante más despacio porque no había tanta frecuencia de trenes como a hora punta, salí a la calle. Hacía tanto frío o más que cuando había salido de mi casa aunque ahora, la cosa había empeorado considerablemente: se había puesto a llover como en el diluvio universal. ¡Y yo sin paraguas! Debía ser la única londinense que salía de casa sin paraguas. ¡Perfecto, ahora sí que podía decir que mi día no podía ir a peor!

Me puse la capucha de la sudadera pero aún así, después de andar –o casi correr– durante quince minutos hasta llegar a casa de Louis, acabé completamente calada. Como siempre, la verja de fuera estaba cerrada pero sin candado así que pude entrar sin problemas. Llegué hasta la puerta que por suerte, tenía un pequeño tejadillo donde podía resguardarme de la lluvia que cada vez caía más fuerte. Llamé al timbre a la vez que rezaba porque él hubiera llegado de cenar con sus amigos y estuviera en casa.

Casi lloré de la alegría cuando escuché las llaves en la cerradura y le vi aparecer con el pantalón del pijama, una camiseta de manga corta, el pelo revuelto y cara de dormido. Cara que enseguida pasó a ser de sorpresa por verme allí.

-¿Amy? –preguntó con el ceño fruncido.- ¿Qué haces aquí? –dijo mirándome de arriba abajo. Vale, era consciente de las pintas que debía tener en ese momento.
-Me he escapado de casa.-murmuré y sus ojos se abrieron como platos.- ¿Puedo entrar?
-¿Que has hecho qué? –estaba atónito.- ¿Sabes que me pueden acusar de secuestro si te quedas conmigo? –Oh, genial. Ahora salía su lado responsable.
-Llevo una noche horrible y lo único que necesito es que me abraces y que me preguntes qué ha ocurrido. Pero si lo único que vas a decirme viéndome así es que “te pueden acusar de secuestro”, creo que mejor voy a ver si Harry me acepta en su casa por esta noche.-dije lo más seria que pude aunque notaba mis ojos empezar a cristalizarse nuevamente aquella noche.

Tras mis palabras, no dijo nada más. Tan solo me abrazó como le había pedido y me condujo al interior de la casa. Cerró la puerta y yo me quedé aferrándome a él, abrazándole por la cintura.

-Perdóname por lo de antes, pequeña.-le escuché decir.- Es que me has pillado desprevenido y.-no le dejé acabar. Me incliné levemente y dejé un pequeño beso en sus labios.
-Espero que no tengas mucho sueño porque tengo algo que contarte.-dije al separarme de él.-
-Y supongo que no es nada bueno.-apartó un mechón de pelo mojado que caía por mi frente con una de sus manos. Me mordí el labio inferior mirando el suelo.-Ponte algo seco y ahora me lo cuentas todo. No quiero que cojas un resfriado.-asentí con la cabeza.

Cogí el bolso que había dejado en el suelo cuando Louis me abrazó y subí hasta el baño. Me quité la ropa mojada, me sequé con la primera toalla que vi y me puse el pijama que había guardado. Me sequé el pelo con la misma toalla para quitar el exceso de agua y bajé de nuevo, con la ropa mojada en las manos para meterla en la secadora que Louis tenía en la cocina.

Louis Tomlinson

Cuando abrí la puerta y me la encontré empapada no me lo podía creer. Me sorprendí todavía más cuando me dijo que se había escapado de su casa. ¿Qué demonios había sucedido? Sería porque estaba medio dormido aún pero mi mente empezó a aclararse cuando subió a cambiarse. Me dirigí a la cocina y puse a calentar un poco de agua para hacer dos tés. Ya sabía qué era lo que me tenía que decir. Nos habían descubierto. Tenía ese presentimiento. ¿Qué otra cosa si no podría haber hecho que saliera así de su casa? ¿Y ahora qué íbamos a hacer? Mi mente no pudo seguir divagando ni haciendo suposiciones porque ella entró en la cocina.

-Estoy haciendo un poco de té, te sentará bien.-dije mientras ella depositaba la ropa mojada en mi secadora.
-¿Tú preparando té? ¡Qué raro! –podía notar la ironía en su voz y no pude evitar sonreír.
-Siéntate.-pidió. Ella tomó asiento en una de las banquetas altas que tenía en la cocina, alrededor de una pequeña barra que servía para desayunar. Yo la imité, sentándome frente a ella, tras dejar las dos tazas sobre la mesa.
-Tú dirás.-hablé mientras ella bebía un sorbo de té.- Aunque creo que me hago una idea de lo que ha pasado.
-Nuestro secreto ha terminado.-dijo mordiéndose el labio inferior, nerviosa.
-¿Cómo? –pregunté. Ella se encogió de hombros.
-Solo sé que cuando he llegado a casa mi padre tenía la revista ‘People’ con una foto nuestra en primera plana y un titular que me llamaba de todo menos bonita.-explicó rápidamente.
-¿Una foto? –dije frunciendo el ceño.- ¿Cómo es posible? Llevamos más de un mes escondiéndonos, sin dejarnos ver por ningún lado…
-La foto es de la fiesta de hace unas semanas.-volvió a hablar.- Y es imposible desmentirla, salimos besándonos. Alguien tuvo que pillarnos cuando nos escabullimos.-afirmó.
-¿Pero quién? –se encogió de hombros.- ¿Sabe Sam que nos han descubierto?
-Yo no le he dicho nada todavía. Pero no tardará en saberlo, seguramente mañana todos nos verán en la portada.
-Creo que deberías llamar a Sam.
-Pero.-la interrumpí.
-Es muy tarde lo sé, pero también está metido en esto.-asintió con la cabeza y salió de la cocina un momento para coger su móvil. Volvió ya con él en la oreja, hablando con Sam.- ¿Y bien? –pregunté cuando colgó y dejó el teléfono sobre la mesa.- ¿Amy?
-Ya sé quién ha sido el que ha enviado esas fotos a la revista.
-Dimelo.-pedí mirándola fijamente.
-Ha sido su hermano. Dave.-afirmó y di un puñetazo sobre la mesa que la sobresaltó.
-Solo espero que le hayan pagado suficiente dinero para ponerse una dentadura nueva porque la va a necesitar.

¡Hola, hola! Feliz día de los Inocentes, ¿os han gastado alguna bromilla? A mí no, pero yo sí que he hecho algo jajajaja. Bueno, ¿qué tal el capítulo? ¿Os ha gustado? Con que ha sido Dave... el muy capullo... ¿y ahora qué pasará porque yo a Louis lo veo bastante enfadado? 8) En fin, ya no creo que suba hasta el día 2 o así porque, como ya sabéis algunas, el jueves empezaré a subir mi nueva fic. Por si alguna no se ha enterado todavía, aquí tenéis el trailer con la introducción http://www.wattpad.com/90844323-without-limits-estreno-el-1-de-enero-introducci%C3%B3n De momento estoy recibeindo buenos comentarios de todas las que han visto el trailer y ahora me da miedo que sea una caca y no os guste pero bueno, yo, como siempre, intentaré hacerlo lo mejor posible y no defraudaros. Ah, una cosilla, pasaos por una nueva fic de 5SOS llamada "English love Affair" es de vichemmo y tiene una pinta genial!, este es el link http://www.wattpad.com/story/28569681-english-love-affair Nada más, espero que paséis una buena Nochevieja y todas esas cosillas, ¡nos vemos el año que viene chicas! Muchas gracias.
Love,
Sarai. 

jueves, 18 de diciembre de 2014

Capítulo 64.




Ginger Bennet

Era jueves. Acababa de salir de clase y, de camino a casa, decidí hablar un poco con las chicas, ¡teníamos nuestro grupo de whatsapp bastante olvidado! Además, como hacía unos días que no nos veíamos por culpa de estar atareadas con exámenes y demás, se me había ocurrido una genial idea.

Decidme que tenéis la tarde libre.-escribí.
Yo podría hacerte un hueco, ¿qué quieres?-contestó Amy.
Hoy no trabajo.-respondió Lucy.
¡Ni mañana! Luego te quejarás de que trabajas mucho.-la picó Ron a lo que Lu respondió con un icono sacándole la lengua.
Ya nos estamos desviando del tema.-envió Eli.- ¿Para qué quieres nuestra tarde, Gin?
Había pensado que podríamos irnos de compras para la fiesta de mañana.
Por mí, perfecto. Además, así nos vemos que hace mucho que no salimos las cinco juntas.-dijo Ronnie.
Sí, que creo que tienes algo que contarnos, ¿verdad, Ron?-intervino Eli.
¿Sobre qué?-quiso saber Amy.
Liam.-contestó Elizabeth. Todas empezamos a enviar distintos iconos, algo revolucionadas, ¡necesitábamos saber si había habido algún progreso en ese tema!
Pero puede esperar a esta tarde.-volvió a hablar Ron.
Entonces, ¿a las cuatro en Oxford Street?-sugirió Lucy.
En la boca del metro, donde siempre.-dije poniendo fin a la conversación.

Me dediqué a contestar el resto de mensajes que tenía y de mandar uno a Harry, preguntando qué tal iba su día de entrevistas hasta que llegué a casa. Comí con mis padres y, tras hacer la mayor parte de los deberes que me habían mandado ese día, me metí en la ducha para empezar a arreglarme. Como el frío ya estaba muy presente en las calles londinenses, me decanté por ponerme algo cómodo y calentito: un pantalón vaquero, una sudadera azul sin capucha y unas botas negras. Me recogí el pelo en una coleta y me maquillé un poco los ojos con sombra y rímel. Cogí una mochila para llevar la cartera y el móvil, me puse una chaqueta y salí de casa, directa al metro para llegar a la hora acordada a Oxford Street. Solo faltaban Eli y Ron por hacer acto de presencia, así que, mientras las esperábamos, nos pusimos a charlar. No tardaron mucho en llegar y nos pusimos manos a la obra, ¡a la búsqueda de atuendo para la fiesta!

Elizabeth Hunt

-Un momento, chicas. ¡Acabo de tener una idea estupenda! –exclamó Lucy. Estábamos descansando un rato, tomando algo en el Starbucks después de caminar durante una hora y de no encontrar nada que nos agradara.
-Cuéntanos.-pedimos casi todas a la vez.
-Habéis escuchado el disco, ¿verdad? –quiso saber y asentimos.- ¿Qué os parecería si las cinco lleváramos un “little black dress”? –propuso.
-Me encanta la idea.-confesó Amy.
-Pero tendríamos que intentar ir solas a la fiesta.-hablé y todas me miraron.-
-Explícate.
-Quiero decir que sería genial que fuera como una sorpresa, que nos vieran llegar a las cinco vestidas en el mismo estilo y eso. No sé si me estoy explicando bien.-dije riendo.
-Creo que lo pillamos.-afirmó Gin.
-Entonces ya sabemos qué tenemos que buscar en cuanto nos acabemos el café.-dijo Ron.
-Pero antes.-habló Amy.- ¿no tenías algo que contarnos, querida?
-Yo ya lo sé.-canturreé.
-¡No es justo! –protestó Lucy.- Suéltalo de una vez.
-Liam y yo hemos empezado a salir.-dijo rápidamente la interesada.
-¡AH! –chillaron las otras tres, haciendo que medio Starbucks se girara a mirarnos.
-¡Danos todos los detalles! –esa era Gin.
-Tenemos unos vestidos que comprar, ¿recordáis? –dijo Ron, intentando escapar del interrogatorio que se le avecinaba.
-¡Esto es mucho más importante! –exclamó Lucy.
-Al menos dinos desde cuándo.
-El martes.-contestó Ron.- Y si ya habéis acabado con vuestros cafés, deberíamos irnos.-dijo.- Os prometo que cuando consigamos vestidos, os cuento todo lo que queráis saber.

Salimos de allí y nos pusimos de nuevo con nuestra búsqueda. Al final, tras un par de horas caminando de un lado a otro, encontramos cinco vestidos negros, cada una en su estilo. Como se nos había hecho tarde y todas tenían un grandísimo empeño en conocer los detalles de la última pareja que se había formado, Gin y Amy llamaron a sus padres para avisarles de que no irían a cenar mientras que Lucy hizo lo mismo con Niall.

Niall Horan

Estaba quedándome dormido tumbado a lo largo en el sofá, con la tele encendida cuando escuché unas llaves introduciéndose en la cerradura. A continuación, vi la silueta de mi chica intentando entrar en el apartamento y cerrar la puerta sin hacer ruido.

-¿Qué horas son estas de llegar? –pregunté incorporándome, haciéndola dar un pequeño bote: la había asustado.
-¡Qué susto me has dado, idiota! –exclamó llegando hasta mí.- Pensaba que estarías ya en la cama.-besó mis labios cortamente.
-Quería esperar a que volvieras.-dije.- Pero la señorita se va a cenar con las demás el único día que estoy en casa.-protesté a lo que ella respondió dándome otro beso, más largo que el anterior.- ¿Y bien? ¿Cómo han ido las compras? –pregunté acomodándola sobre mis piernas.
-Genial. Te va a encantar mi vestido.-respondió.-
-¿Puedo verlo? –dije intentando alcanzar la bolsa que ella había dejado junto al sofá. Negó con la cabeza.
-De eso nada, Horan. Es una sorpresa así que tendrás que esperar a mañana para verlo.
-Jo.-puse un puchero, igual que un niño pequeño. Ella rió.-
-Deberíamos irnos a dormir o mañana no habrá quien te levante para tus entrevistas.

Apagué la tele y nos fuimos a la cama: a los chicos y a mí nos esperaba un día bastante ajetreado.

-Vamos, dormilón, ¡que se enfría el desayuno! –escuché la voz de Lucy. Me levanté con pesar de la cama y me dirigí hasta la cocina. Allí me la encontré sentada en una de las banquetas con un gran desayuno puesto sobre la mesa.
-Buenos días.-dije aun con voz adormilada antes de besar su mejilla.
-Buenos días.-contestó ella sonriendo.- ¿Te he dicho ya lo adorable que estás cuando te levantas con esos pelos?
-Adorable no es la palabra correcta diría yo.-dije mientras bebía un sorbo de zumo de naranja.
-Yo creo que sí. Cualquiera de tus fans lo daría todo por poder disfrutar de verte así cada mañana.-habló tras empezar a comerse una tostada con mermelada.
-Siéntete afortunada, entonces.-dije haciéndome el interesante, lo que provocó que ella me lanzara un pedazo de pan aunque falló en su intento de darme en la cara.
-No seas creído.-me regañó y yo reí.

Terminamos de desayunar y me metí rápidamente en la ducha: o me daba prisa o llegaría tarde a la entrevista en la radio. Unos minutos después, salí de la ducha y me arreglé de manera informal: unos vaqueros, una camiseta blanca de manga corta básica y un jersey gris encima. Me peiné y eché colonia antes de dejar la habitación.

-Me voy ya.-anuncié entrando en el salón mientras guardaba mi móvil y la cartera en el bolsillo trasero del pantalón.
-Que lo paséis bien.-dijo mi chica, saliendo a mi encuentro.
-Recuerda, a las nueve empieza la fiesta pero os queremos allí a las ocho y media.-le recordé.
-Que sí, ya me lo has dicho mil veces.-dijo riendo.- Nos vemos luego.
-Que pases un buen día libre.-dije con retintín.
-Envidioso.-murmuró.
-Mucho.-besé sus labios.- Te quiero.
-Adiós Nialler, te quiero.-me besó ella esta vez y salí por la puerta, con las llaves del coche en la mano.

El día pasó relativamente rápido porque, afortunadamente, las entrevistas que habíamos hecho para unas cuantas radios nacionales habían sido bastante entretenidas y cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos ya los cinco perfectamente arreglados para la ocasión, en el local en el que tendría lugar la fiesta en honor al lanzamiento de nuestro tercer álbum. Estábamos hablando, cuando nos vimos interrumpidos por uno de nuestros hombres de seguridad.

-Acaban de llegar las primeras invitadas.-anunció, haciéndonos saber que nuestras novias estaban ya aquí.

Intuíamos que vendrían guapas pero no de aquella manera: entraron al local las cinco con un vestido negro que nos dejó babeando y con la boca abierta. El de Gin era bastante apretado, marcando sus curvas y con un tirante más ancho que el otro. Ron llevaba uno con un poco de manga y algo de vuelo en la falda. Mi ligue, lo llevaba bastante suelto, de tirantes y con un lazo en la cintura. El de Amy era ajustado hasta la cintura, con bastante vuelo y adornado con un cinturón ancho y, finalmente, mi Lucy llevaba uno con encaje por ambas mangas y el escote.
Fue Harry el que pilló la indirecta que nos estaban mandando vestidas de aquella manera y, al acercarnos a recibirlas empezamos a cantar nuestra canción los cinco a la vez.

-Little black dress just walked into the room, making heads turn, can’t stop looking at you.-canté mientras cogía la mano de Lucy y la hacía girar sobre sí misma. Estaba demasiado espectacular aquella noche.-It’s alright, it’s alright, it’s alright, you know.

Amanda Turner

-Little black dress did you come here alone? –cantaron a modo de pregunta, Louis ya estaba frente a mí y nos mirábamos a los ojos, con una sonrisa.- It’s too late, it’s too late, it’s too late to go home. It’s alright, it’s alright, it’s alright you know.
-I wanna see the way you move for me, baby. I wanna see the way you move for me, baby. I wanna see the way you move for me.-cantamos las chicas, interrumpiéndoles y haciéndoles reír mientras intentaban bailar, tal y como pedía el estribillo de la canción.
-¡Vale ya de numeritos! –dijo Eli riendo antes de que nos saludáramos en condiciones.
-Little black dress who you doing it for?-Louis cantó aquella frase en mi oído y sonreí notando sus labios bajo mi oreja.
-Bravo.-dijo aplaudiendo una voz tras nosotros: Sam, que era el que me había traido junto a su novia, Rachel.
-O sea que tú eres el novio falso de nuestra pequeña Amy.-habló Liam cuando les presenté.
-Exacto.-contestó él dándole un pequeño apretón de manos.- Y ella es Rachel, mi novia real.-explicó divertido.

La fiesta empezó casi media hora después y el local se llenó de gente: algunos cantantes amigos de los chicos como Ed Sheeran o Olly Murs, productores, gente de la radio y de la televisión inglesa y demás.
Estaba hablando con las chicas, Rachel y Sam, en un corrillo, con una bebida en la mano y moviéndonos un poco al ritmo de la música cuando vi a Louis hacerme una seña y, seguidamente, desaparecer.

-Ahora vuelvo, chicos.-les dije a los demás y fui directamente a la zona donde había visto desaparecer a mi chico. Me adentré en la especie de pasillo pero no le veía por ninguna parte.
-¿Dónde cree que va, señorita? –escuché su voz a mis espaldas y me giré para verle mirándome con una de sus grandes sonrisas.
-Iba a buscar a un idiota pero creo que ya le he encontrado.-bromeé. Se acercó a mí y antes de posar sus labios sobre los míos, mi espalda ya estaba apoyada contra la pared. Me recordaba al día de la premiere.
-¿Te he dicho que estás increíble esta noche? –murmuró.
-Creo que se te había pasado mencionarlo.-reí.- Y creo también que deberíamos volver, alguien podría vernos.
-Tienes razón pero necesitaba besarte.-unió nuestros labios una vez más.-

(…)

Los días pasaron demasiado rápido y la Navidad estaba ya llamando a nuestras puertas. Los chicos habían estado de promoción por distintos países europeos durante los últimos días pero habían vuelto a Londres para pasar las fiestas con sus respectivas familias. Era 17 de diciembre y había terminado las clases ese mismo día así que le había pedido a Sam que me recogiera y me llevara a casa de Louis para pasar la tarde con él. Y ahí estábamos los dos, yo tumbada con la cabeza en sus piernas mientras hablábamos y veíamos la televisión.

-Entonces, ¿qué harás en vacaciones? –me preguntó. Me encogí de hombros.
-Quedarme en casa, supongo. Las chicas y yo saldremos por ahí algún día.-expliqué. Mis padres no eran de esos que viajaran en estas fechas, preferían quedarse en casa.- Además, para Nochebuena vendrán mis abuelos, tíos y primos a cenar. ¿Cuándo te vas a Doncaster? –quise saber. Él me había propuesto irme allí un par de días pero, evidentemente era imposible.
-El 23 por la tarde.-respondió.- Y celebraremos mi cumpleaños el 22, así que de eso no te libras, ya puedes ir pensando un buen regalo.-dijo divertido.
-Ya lo tengo, para tu información.
-¿Ah sí? –asentí.- ¿Y qué es?
-A ti te lo voy a contar.-dije riendo.
-Sería imposible que salieras del país para año nuevo, ¿verdad? –dijo cambiando de tema.
-Sabes que me encantaría ir contigo a donde quiera que estés pensando ir pero.
-Lo sé.-suspiró.- ¿Sabes? A veces pienso que lo mejor sería hacerlo público, decirle a tu padre que no estás con Sam, que yo soy tu novio y poder llevar la vida de una pareja normal, dentro de lo que cabe, claro está.
-Pero seguiríamos teniendo el problema de la edad, Lou. Tus managers nos harían dejarlo.-besó mi frente.- Solo tenemos que aguantar cuatro meses más y tendré dieciocho y ni mi padre ni nadie podrá decirnos nada, ¿crees que lo podremos soportar? –le vi sonreír.
-Claro que sí.

Sam vino a recogerme sobre las seis y media de la tarde, me despedí de Louis y me llevó hasta mi casa. Abrí con mis propias llaves y entré.

-Amy, ¿no tienes nada que contarnos? –dijo mi padre en cuanto pasé por el salón y los saludé.
-Mm.-pensé un momento.-No.-respondí con el ceño ligeramente fruncido.
-¿No? –volvió a preguntar mientras mi madre no apartaba la vista de mí. Negué con la cabeza.- Yo creo que sí, ¿quieres contarnos qué significa esto? –preguntó sacando lo que parecía una revista de detrás de su espalda. Pude distinguirnos a Louis y a mí, besándonos y un enorme titular que decía: “Amanda Turner le pone los cuernos a Sam Lawrence con el miembro de One Direction, Louis Tomlinson”.


Tachán!Y hasta aquí puedo leer, ya os dije que se avecinaba una tormenta y evidentemente, todas sabíais por dónde iba a ir la cosa... En fin, ¿qué creéis que pasará a partir de ahora? ¿Seguirán juntos? ¿Lo dejarán? No os podéis quejar que solo he tardado dos días en subir, eh. El próximo ya para la semana que viene, no sé si para el martes o así estará, si no, hasta que no pase Nochebuena nada. Os dejo aquí una foto con los cinco vestidos de las chicas. Nada más, muchas gracias por comentar y ¡feliz Navidad! 

Love,
Sarai.