Amanda Turner
Mierda. Mierda. Mierda.
No podía parar de repetirme esas seis letras en mi cabeza
mientras veía cómo mi padre sostenía la revista con nuestra foto. ¿Pero cómo
era posible? Habíamos tenido muchísimo cuidado en no vernos en ningún sitio
público y ahora resultaba que estábamos en primera plana de la revista
‘People’.
-¿No piensas decir nada? ¿Ni siquiera negarlo? –habló mi
padre acercándose a mí.
Continué callada. ¿Qué demonios iba a decir? No podía
negar algo que era más que evidente. La foto era muy clara y por lo que podía
deducir por nuestra ropa era de la fiesta de lanzamiento del álbum de los
chicos. ¡Genial!
-¿Y qué ha pasado con Sam? Yo siempre pensaba que estabas
saliendo con alguno de ese grupo porque venían a verte a menudo pero luego
llegó la cena y empezaste a salir con Sam y…
-Mamá.-pedí que parara. Mi padre no sabía que los chicos
de One Direction eran amigos míos.
-¿Esto qué es? ¿Alguna especie de complot contra mí? ¿Por
qué no me contaste que salía con esos chicos?-quiso saber mi padre.
-Solo somos amigos.-intervine.
-Sí, ya lo veo.-ironizó él.- Sobre todo con este, el mayor
de todos, eh.-señaló la revista.-
-Ahí le doy la razón a tu padre, ¿es que no había chicos
de tu edad, cariño? –Ya sabía yo que no iban a tardar en sacar el tema.-
-Eso no es un problema para nosotros.-dije bastante
seria, cruzándome de brazos.
-Pero para los demás, sí.-mi padre de nuevo.- No voy a
dejar que salgas con alguien cinco años mayor que tú que además es famoso y que
seguramente solo quiera acostarse contigo.-Hacía poco me había dicho
prácticamente que era natural que me acostara con Sam, que además, me saca casi
tres años y ahora me viene con estas. Irónico. Muy irónico todo.
-He tenido la oportunidad de comprobar que eso no es
así.-Fue terminar mi frase y que mi mejilla empezara a arder a causa de la
bofetada que mi padre me había dado. Mis ojos se cristalizaron pero no le iba a
dar el lujo de verme llorar.-
-Eres solo un capricho para él, ahora que ha conseguido
su propósito te dejará tirada.-mi padre seguía hablando y mi enfado iba en
aumento.- O peor.-hizo una pausa.- Embarazada.
-¡No tienes ni idea! ¡Ni siquiera le conoces!-grité. Mi
madre tan solo nos observaba.
-No me hace falta. Sé cómo son los chicos como él.
-Nos queremos.-rebatí.
-Solo tienes diecisiete años y harás lo que yo te diga,
así que no quiero que le vuelvas a ver, ni a él ni a sus cuatro amiguitos
¿entendido?
-Me da igual lo que quieras, no pienso dejarle.-dije y
subí en dirección a mi habitación.
-Por si no te había quedado claro: ¡estás castigada! –le
escuché gritar y cerré la puerta fuertemente, dando un portazo.
No pude aguantar las lágrimas durante más tiempo y en
cuanto caí en la cama, empecé a llorar sin poder evitarlo. Unos toques en la
puerta me hicieron levantar la cabeza del colchón. Bajé de la cama y fui hacia
la puerta mientras tocaban de nuevo y escuchaba la voz de mi hermano al otro
lado. Le abrí y en cuanto entró en la habitación, me abrazó con fuerza y volví
a llorar.
-Quiero irme de esta casa, Dani. No lo aguanto
más.-murmuré aun abrazada a él.
-Lo sé, tortuguita, lo sé.-él intentaba consolarme,
acariciando mi pelo.- Y sabes que nos iremos en cuanto podamos, solo tienes que
aguantar un poco más.
-Quieren que deje de verlo, Dani. A él y a los chicos. Y
no puedo hacerlo.
-Tranquila, encontraremos una solución.
-Estoy castigada de por vida. No me dejará ni salir a la
calle. Louis no va a querer estar con alguien invisible.
-Escucháme, Amy.-me cogió la cara con las manos mientras
con sus pulgares intentaba secar las lágrimas que caían por mis mejillas.-
Louis te quiere muchísimo y se las arreglará para poder verte, estoy seguro.
Así que no te quiero volver a oír decir esas tonterías, ¿de acuerdo? –asentí
levemente con la cabeza.
-¡Bajad a cenar! –gritó la voz de nuestra madre.
-No pienso bajar.-murmuré.
-Te subiré algo, diré que te has quedado dormida.-besó mi
frente.- Te quiero, tortuguita.
-Y yo a ti, Dani.-le sonreí levemente y le vi abandonar
mi habitación.
Iba en serio cuando le había dicho a mi hermano que no
aguantaba ni un segundo más en aquella casa y una idea había cruzado por mi
mente así que en cuanto me quedé sola de nuevo, saqué mi bolso de deporte del
armario y empecé a guardar toda la ropa que entrara ahí. Salí sigilosamente de
la habitación para dirigirme al baño y coger las cuatro cosas de aseo personal
que necesitaría. Una vez de nuevo en mi habitación, lo escondí todo bajo la
cama y me tumbé: solo me quedaba esperar unos minutos a que terminaran de cenar
y se fueran a acostar.
Pensé en llamar a Louis y contarle lo que había sucedido
pero recordé que me había dicho que unos amigos suyos de Doncaster estaban en
Londres y habían quedado a cenar así que, preferí no molestarle, ya se lo
contaría después todo tranquilamente.
Cerré los ojos, haciéndome la dormida bajo las sábanas
cuando noté que abrían la puerta. Fuera quien fuese, se acercó a mí para dejar
un beso en mi sien y descubrí que era mi hermano cuando susurró un descansa, tortuguita, hoy ha sido un día
duro. No le hice saber que estaba despierta, era mejor que no supiera lo
que planeaba porque seguramente, aunque estuviera de acuerdo conmigo, no
dejaría que lo hiciera. De todas formas, en cuanto se dieran cuenta de que no
estaba en casa, él sabría dónde encontrarme. Poco después, el proceso volvió a
repetirse y supe que era mi madre ya que siempre pasaba a darme las buenas
noches antes de irse a dormir. Escucharla salir de mi habitación y cerrar la
puerta fue el pistoletazo de salida a mi plan.
Me deshice de las sábanas y cuidadosamente, saqué la
maleta improvisada en el bolso de deportes de debajo de la cama. Cogí una
sudadera del armario, me calcé unas converse, me puse un abrigo encima y, con
el móvil en el bolsillo y el bolso colgado del hombro derecho, me dispuse a
abrir con cuidado la puerta de mi habitación. Me asomé al pasillo, para
asegurarme de que no había nadie y tan solo divisé la luz del despacho de mi
padre encendida así que, no había peligro: él estaría muy metido en sus
negocios. Recorrí el pasillo en silencio y bajé las escaleras sigilosamente.
Bien, una parte del plan hecha con éxito. Ahora me quedaba la segunda: salir de
casa sin que la puerta principal hiciera ruido. Eso iba a ser un poco más
complicado. Sabía que la llave no estaba echada porque mi padre seguía
despierto así que solo debería ocuparme del picaporte. Deslicé la mano sobre
este e hice fuerza para que bajara y poder abrir la puerta. Afortunadamente,
conseguí hacerlo sin provocar ningún ruido. Salí a la calle, sintiendo el frío
darme de lleno en la cara y procedí a cerrar la puerta con el mismo cuidado.
En cuanto estuve en la calle dejé escapar el aire que
había estado reteniendo durante mi huida. El corazón me latía a mil por hora y
decidí echar a correr hasta el metro por si por alguna casualidad alguien había
oído algo y todo se iba al traste. Por suerte, el metro londinense estaba
operativo durante las veinticuatro horas del día así que, entré en la boca más
cercana a mi calle y me subí al metro que me llevaría hasta la parada más
cercana a la calle en la que Louis vivía. Tras casi media hora de camino en
metro debido a que por la noche iba bastante más despacio porque no había tanta
frecuencia de trenes como a hora punta, salí a la calle. Hacía tanto frío o más
que cuando había salido de mi casa aunque ahora, la cosa había empeorado
considerablemente: se había puesto a llover como en el diluvio universal. ¡Y yo
sin paraguas! Debía ser la única londinense que salía de casa sin paraguas.
¡Perfecto, ahora sí que podía decir que mi día no podía ir a peor!
Me puse la capucha de la sudadera pero aún así, después
de andar –o casi correr– durante quince minutos hasta llegar a casa de Louis,
acabé completamente calada. Como siempre, la verja de fuera estaba cerrada pero
sin candado así que pude entrar sin problemas. Llegué hasta la puerta que por
suerte, tenía un pequeño tejadillo donde podía resguardarme de la lluvia que cada
vez caía más fuerte. Llamé al timbre a la vez que rezaba porque él hubiera
llegado de cenar con sus amigos y estuviera en casa.
Casi lloré de la alegría cuando escuché las llaves en la
cerradura y le vi aparecer con el pantalón del pijama, una camiseta de manga
corta, el pelo revuelto y cara de dormido. Cara que enseguida pasó a ser de
sorpresa por verme allí.
-¿Amy? –preguntó con el ceño fruncido.- ¿Qué haces aquí?
–dijo mirándome de arriba abajo. Vale, era consciente de las pintas que debía
tener en ese momento.
-Me he escapado de casa.-murmuré y sus ojos se abrieron
como platos.- ¿Puedo entrar?
-¿Que has hecho qué? –estaba atónito.- ¿Sabes que me
pueden acusar de secuestro si te quedas conmigo? –Oh, genial. Ahora salía su
lado responsable.
-Llevo una noche horrible y lo único que necesito es que
me abraces y que me preguntes qué ha ocurrido. Pero si lo único que vas a
decirme viéndome así es que “te pueden acusar de secuestro”, creo que mejor voy
a ver si Harry me acepta en su casa por esta noche.-dije lo más seria que pude
aunque notaba mis ojos empezar a cristalizarse nuevamente aquella noche.
Tras mis palabras, no dijo nada más. Tan solo me abrazó
como le había pedido y me condujo al interior de la casa. Cerró la puerta y yo
me quedé aferrándome a él, abrazándole por la cintura.
-Perdóname por lo de antes, pequeña.-le escuché decir.-
Es que me has pillado desprevenido y.-no le dejé acabar. Me incliné levemente y
dejé un pequeño beso en sus labios.
-Espero que no tengas mucho sueño porque tengo algo que
contarte.-dije al separarme de él.-
-Y supongo que no es nada bueno.-apartó un mechón de pelo
mojado que caía por mi frente con una de sus manos. Me mordí el labio inferior
mirando el suelo.-Ponte algo seco y ahora me lo cuentas todo. No quiero que
cojas un resfriado.-asentí con la cabeza.
Cogí el bolso que había dejado en el suelo cuando Louis
me abrazó y subí hasta el baño. Me quité la ropa mojada, me sequé con la
primera toalla que vi y me puse el pijama que había guardado. Me sequé el pelo
con la misma toalla para quitar el exceso de agua y bajé de nuevo, con la ropa
mojada en las manos para meterla en la secadora que Louis tenía en la cocina.
Louis Tomlinson
Cuando abrí la puerta y me la encontré empapada no me lo
podía creer. Me sorprendí todavía más cuando me dijo que se había escapado de
su casa. ¿Qué demonios había sucedido? Sería porque estaba medio dormido aún
pero mi mente empezó a aclararse cuando subió a cambiarse. Me dirigí a la
cocina y puse a calentar un poco de agua para hacer dos tés. Ya sabía qué era
lo que me tenía que decir. Nos habían descubierto. Tenía ese presentimiento. ¿Qué
otra cosa si no podría haber hecho que saliera así de su casa? ¿Y ahora qué íbamos
a hacer? Mi mente no pudo seguir divagando ni haciendo suposiciones porque ella
entró en la cocina.
-Estoy haciendo un poco de té, te sentará bien.-dije
mientras ella depositaba la ropa mojada en mi secadora.
-¿Tú preparando té? ¡Qué raro! –podía notar la ironía en
su voz y no pude evitar sonreír.
-Siéntate.-pidió. Ella tomó asiento en una de las banquetas
altas que tenía en la cocina, alrededor de una pequeña barra que servía para
desayunar. Yo la imité, sentándome frente a ella, tras dejar las dos tazas
sobre la mesa.
-Tú dirás.-hablé mientras ella bebía un sorbo de té.-
Aunque creo que me hago una idea de lo que ha pasado.
-Nuestro secreto ha terminado.-dijo mordiéndose el labio
inferior, nerviosa.
-¿Cómo? –pregunté. Ella se encogió de hombros.
-Solo sé que cuando he llegado a casa mi padre tenía la
revista ‘People’ con una foto nuestra en primera plana y un titular que me
llamaba de todo menos bonita.-explicó rápidamente.
-¿Una foto? –dije frunciendo el ceño.- ¿Cómo es posible?
Llevamos más de un mes escondiéndonos, sin dejarnos ver por ningún lado…
-La foto es de la fiesta de hace unas semanas.-volvió a
hablar.- Y es imposible desmentirla, salimos besándonos. Alguien tuvo que
pillarnos cuando nos escabullimos.-afirmó.
-¿Pero quién? –se encogió de hombros.- ¿Sabe Sam que nos
han descubierto?
-Yo no le he dicho nada todavía. Pero no tardará en
saberlo, seguramente mañana todos nos verán en la portada.
-Creo que deberías llamar a Sam.
-Pero.-la interrumpí.
-Es muy tarde lo sé, pero también está metido en esto.-asintió
con la cabeza y salió de la cocina un momento para coger su móvil. Volvió ya
con él en la oreja, hablando con Sam.- ¿Y bien? –pregunté cuando colgó y dejó
el teléfono sobre la mesa.- ¿Amy?
-Ya sé quién ha sido el que ha enviado esas fotos a la
revista.
-Dimelo.-pedí mirándola fijamente.
-Ha sido su hermano. Dave.-afirmó y di un puñetazo sobre
la mesa que la sobresaltó.
-Solo espero que le hayan pagado suficiente dinero para
ponerse una dentadura nueva porque la va a necesitar.
¡Hola, hola! Feliz día de los Inocentes, ¿os han gastado alguna bromilla? A mí no, pero yo sí que he hecho algo jajajaja. Bueno, ¿qué tal el capítulo? ¿Os ha gustado? Con que ha sido Dave... el muy capullo... ¿y ahora qué pasará porque yo a Louis lo veo bastante enfadado? 8) En fin, ya no creo que suba hasta el día 2 o así porque, como ya sabéis algunas, el jueves empezaré a subir mi nueva fic. Por si alguna no se ha enterado todavía, aquí tenéis el trailer con la introducción http://www.wattpad.com/90844323-without-limits-estreno-el-1-de-enero-introducci%C3%B3n De momento estoy recibeindo buenos comentarios de todas las que han visto el trailer y ahora me da miedo que sea una caca y no os guste pero bueno, yo, como siempre, intentaré hacerlo lo mejor posible y no defraudaros. Ah, una cosilla, pasaos por una nueva fic de 5SOS llamada "English love Affair" es de vichemmo y tiene una pinta genial!, este es el link http://www.wattpad.com/story/28569681-english-love-affair Nada más, espero que paséis una buena Nochevieja y todas esas cosillas, ¡nos vemos el año que viene chicas! Muchas gracias.
Love,
Sarai.