viernes, 28 de noviembre de 2014

Capítulo 62.




Amanda Turner

El miércoles llegó antes de lo que esperaba y, tal y como habíamos acordado, Sam estaba esperándome a la salida. Le ví apoyado sobre el capó de su coche y me acerqué a él.

-¿Qué tal han ido las clases? –me preguntó tras besar mi mejilla.
-Aburridas.-contesté con pesadez y él rió.
-La tarde promete así que, sube que nos vamos a comer.-

Seguí sus instrucciones y me monté en el asiento del copiloto. Fuimos todo el camino cantando las canciones que salían en la radio y riéndonos porque realmente, aquello no era lo nuestro. Aparcó el coche en el primer sitio libre que encontramos y luego fuimos caminando hasta la puerta del Garfunkel’s, una cadena de restaurantes parecida al Nando’s, de Trafalgar Square.

-Bueno, cuéntame, ¿cómo van las cosas con tu chico? –quiso saber en cuanto el camarero se fue de nuestro lado, con la comida pedida.
-Que cotilla eres, ¿no? –bromeé colocando los codos sobre la mesa.
-Soy tu novio, ¿qué hay de malo en interesarme por ti? –ambos nos echamos a reír.
-Muy bien.-respondí a su primera pregunta.- Todo va viento en popa.
-No si ya se ve.-comentó.- Tu sonrisa es demasiado reveladora.
-¿Y tú qué?-cambié de tema.- ¿Te portas bien con Rachel? –alcé las cejas varias veces, haciendo que riera.
-Como un perfecto caballero, ¿por quién me tomas?

El camarero llegó con lo que habíamos pedido y pasamos toda la comida charlando de todo un poco: de lo felices que nos hacían nuestras respectivas parejas, de cómo nos iba a mí en el instituto y a él en la universidad con su grado en derecho, y, por supuesto, hablamos de lo mal que nos parecía lo que nuestros padres nos estaban haciendo y lo que planeaban para nosotros en un futuro.

Terminamos de comer. No me dejó pagar la cuenta y quedamos en que a la siguiente pagaría yo sí o sí. No podía permitir que encima que venía a por mí para llevarme a ver a Louis, tuviera que pagar él siempre. Montamos de nuevo en su coche para poner rumbo a casa de mi novio.

-Ahora gira a la derecha y sigue todo recto hasta la rotonda.-indiqué.- Es esa, la de la verja negra.-condujo hasta donde le dije y paró el coche frente a la puerta.-Mil gracias por traerme.
-¿A qué hora vengo a buscarte?
-Vamos a ver el partido del Manchester así que.-miré el reloj.-Sobre las seis y media o así.
-Perfecto. Pasadlo bien.
-Lo mismo digo.-besé su mejilla y me bajé del coche con mi mochila colgada al hombro.

La verja de fuera solía estar abierta así que la empujé para poder entrar. Junté las dos puertas de nuevo y caminé por el pequeño caminito hasta la puerta principal. Llamé al timbre y esperé a que me abriera. Algo que ocurrió tan solo segundos después. Ambos sonreímos y me apresuré a entrar. Él cerró la puerta detrás de mí antes de que yo dejara caer mi mochila al suelo para lanzarme a sus brazos y fundirnos en un beso. Mis piernas se enroscaron en su cintura y entre risas, me llevó hasta el salón, robándonos algún que otro beso en el camino. Se sentó en el sofá aún conmigo encima y volvió a besarme, haciéndolo esta vez algo más duradero.

-¿Me puedes explicar por qué no he elegido la opción de llevarte a mi habitación ahora mismo? –preguntó con los ojos cerrados, con nuestras frentes juntas. Reí.
-Porque.-empecé a hablar.- Esta tarde tú serás un chico bueno y yo una chica buena que saben controlarse. Y además.-añadí tras besar su mejilla.- Hay un partido de fútbol que ver.
-Habrá que controlarse por el equipo entonces.-afirmó y reí.
-¿Tienes palomitas o algo? Sabes que necesito comer mientras veo el fútbol.
-Sabes donde tengo todo así que, sírvete tú misma.-dijo sonriendo, aun con sus manos rodeando mi cintura.
-Pues ve poniendo la televisión.-pedí e hice un amago de levantarme pero no me lo permitió.- Louis.-me quejé y el puso morritos, haciéndome saber lo que quería.- Eres como un niño pequeño.-dije divertida antes de dejar un pequeño beso en sus labios.

Me levanté, esta vez con éxito y fui hasta la cocina. Rebusqué entre los cajones hasta que dí con un paquete de palomitas, lo abrí y lo metí al microondas. Programé el tiempo del aparato y busqué un vaso para mí. Cogí un par de cervezas de la nevera, saqué las palomitas del microondas, abrí el paquete con cuidado de no quemarme, las eché en un bol y puse todo sobre una bandeja para llevarlo al salón. Lo dejé sobre la pequeña mesita frente al sofá y me senté al lado de mi chico.

-¿Y desde cuándo mi pequeña bebe cerveza? –preguntó abriendo su lata. La verdad es que hacía un tiempo la había probado, en una de esas tardes de FIFA que Louis y yo compartimos cuando estuve mal con el tobillo y me había aficionado a ella. Tampoco pasaba el día bebiéndola pero sí de vez en cuando.
-Desde que se junta con cinco sin vergüenzas.
-Como se entere tu pa-no le dejé acabar la frase besándole.
-Preferiría que ese miembro de mi familia no saliera en ninguna conversación esta tarde.
-Si todo lo pides así, conseguirás cualquier cosa de mí.-sonreí ante su confesión.
-Lo tendré en cuenta, Tomlinson.
-Juegas sucio, Turner.

~

Era martes. Llegué a mi casa tras salir de clase, como todos los días. Saqué las llaves del bolsillo pequeño de mi mochila para abrir la puerta, normalmente no había nadie en casa hasta la hora de comer. Y digo normalmente porque aquel día solo tuve que girar una vez la llave para abrir la puerta.

-¿Hay alguien en casa? –grité nada más entrar. Dejé las llaves en el cenicero de la entrada y miré en el salón pero no encontré a ningún miembro de mi familia.-
-¡Arriba, tortuguita! –salí del salón y subí las escaleras.
-¿Qué haces en casa tan pronto? –quise saber.
-No he tenido clase hoy, en realidad, no he pisado la calle.-explicó risueño.-Ah por cierto, el cartero ha traído un paquete para ti.-fruncí el ceño.- Lo tienes sobre tu cama.
-Vale, gracias Dani.-besé su mejilla y salí de allí.

Entré en mi habitación y, tal y como me había dicho mi hermano, había una caja sobre mi cama. Dejé la mochila tirada de cualquier manera y corrí a sentarme en la cama. La caja era algo grande, de color blanco y con un lazo rojo. Parecía totalmente navideña y estábamos a mediados de noviembre. La puse sobre mis piernas y me apresuré a abrirla, teniendo un intuición sobre quién me la habría enviado. Quité el lazo y dejé la tapadera a un lado. Lo primero con lo que me encontré fue con una pequeña nota. La desdoblé antes de descubrir qué contenía la caja y me encontré con la desordenada letra de mi novio.

Sé que no sabes ni en qué día vives, por eso te mando esto para recordártelo: ¡hoy salía a la venta nuestro tercer disco! Escúchalo con atención y esta noche vienes a contarme qué te ha parecido. Prepararé algo rico para cenar, una especie de segunda cita.”-no pude evitar reír.- “Ah, una cosa más…sería la ocasión perfecta para que estrenaras lo que hay dentro de la caja.
Louis.

Dejé la nota junto a la tapa de la caja y saqué el cd. Pero lo que más intrigada me tenía era a lo último que se refería en la nota. Aunque mi intriga no duró mucho al ver una pequeña bolsa de ‘Victoria’s Secret’. Negué con la cabeza mientras sacaba el conjunto de ropa interior que había en la bolsa. Este chico no tenía remedio pero debía admitir que buen gusto si tenía. El conjunto consistía en un sujetador negro con encaje y unas braguitas a juego, prácticamente como el sujetador a excepción de que llamaba la atención un pequeño lazo rosa que había en el borde, colocado en el centro.

-Ya puedes esconderlo, como te lo vean papá o mamá se armará una buena.-su voz me sobresaltó, haciendo que se me cayera el sujetador de las manos. Le escuché reír.
-Idiota. Me has asustado.-le regañé, consiguiendo solamente que riera aún más.- Y ya me encargaré yo de que no lo vea ninguno de los dos.
-Escóndelo bien.-sugirió, asentí levemente con la cabeza y, volví a meterlo en la caja.-Por cierto, nuestros progenitores no van a venir a comer así que, comemos cuando quieras.
-Dame un minuto. Llamo a Sam y bajo.-me regaló una sonrisa y desapareció de allí. Cogí el móvil que llevaba guardado en el bolsillo de mis vaqueros y antes de llamar a mi novio falso, le escribí al de verdad.

Bonito regalo, Tomlinson pero siento decepcionarte…no voy a poder acudir a esa segunda cita que me propones.

Se lo envié aunque evidentemente pensaba ir a esa cita y justo cuando iba a buscar el teléfono de Sam, su foto apareció en la pantalla: me estaba llamando.

-¿Puedes hablar? –preguntó como saludo.
-Hola Sam, ¿qué tal estás? ¿bien? Yo también, gracias por preguntar.-dije irónica y él rió.
-Perdón Amy. ¿Va todo bien? –rectificó.
-Sí, sí, ahora ya no me vale.-me quejé.- Pero sí, puedo hablar.-contesté a su primera pregunta.- ¿Qué quieres?
-Dime que Louis está libre y puedes ir a verle esta noche.-dijo rápidamente y, a continuación, se explicó con más claridad.- Se me olvidó decírtelo la semana pasada cuando nos vimos, hoy es el cumple de Rachel y tengo planes con ella.-
-Estaba a punto de llamarte, tengo planes con Louis. Así que sí, puedes ir a celebrar el cumpleaños de tu chica como dios manda.
-¡Estupendo! ¿Paso a buscarte sobre las siete?
-Perfecto, ¿ya has pensado donde me vas a llevar?
-Diré que vamos al teatro. A un musical, ¿te parece? –hice un ruido, indicándole que estaba de acuerdo.
-Vas a pasar la noche con ella, ¿no? –recibí la misma respuesta que yo misma acababa de darle.- ¿Y cómo lo hacemos? ¿Les digo que voy a quedarme contigo toda la noche?
-¿Te dejarían?
-Ni idea.-contesté.
-Hagamos una cosa, díselo. Diles que iremos al teatro y que como saldremos tarde nos quedaremos en mi apartamento del centro, a ver qué pasa. Si te dicen que no, me llamas y hablo con ellos cuando vaya a buscarte, ¿de acuerdo?
-Claro. Nos vemos luego entonces.
-Un beso, preciosa.
-Adiós, Sammy.

Cuando colgué, me encontré con un whatsapp de Louis. Tal y como imaginaba, se había puesto a protestar ante mi anterior negativa.

Oh, venga ya. Habla con Sam, inventáos algo y que te traiga para acá.

Junto a ese, había varios mensajes más quejándose y mandando iconos en un intento de convencerme.

¿Le parece bien si estoy allí sobre las siete y media, Tomlinson? –envié.
¡Cómo te gusta hacerme sufrir y verme suplicar! Eres mala, Turner.
Lo tomaré como un sí.-bromeé.- Te dejo que voy a comer, préparame una buena cena.

Dejé el móvil en mi habitación y bajé a la planta inferior para empezar a preparar algo de comer junto a mi hermano. La comida transcurrió como casi siempre, entre risas y metiéndonos el uno con el otro. Cuando acabamos, recogimos todo y yo decidí subir a mi habitación y escuchar el disco de los chicos. Lo introduje en el ordenador y me tumbé en la cama a escuchar con atención las 18 canciones que lo componían.

Eran las seis de la tarde y, o empezaba a arreglarme o llegaría Sam a buscarme y no estaría lista. Me metí en la ducha y no tardé mucho en lavarme el cuerpo y el pelo. Salí para enrollar una toalla en mi cuerpo y quité el exceso de agua del pelo con otra toalla algo más pequeña. Caminé descalza hasta mi habitación y abrí la caja que Louis me había enviado. Quité la etiqueta del conjunto y, tras secarme bien, me lo puse. Me miré en el espejo y sonreí, ¿cómo había sido capaz de dar en el clavo con la talla? Seguidamente, abrí el armario. ¿Qué demonios me ponía? Tras unos minutos de indecisión, escogí unos pitillos negros que acompañé con una blusa de media manga, suelta y algo ancha de color azul. En cuanto terminé de vestirme, volví al baño para secarme el pelo y dejarlo suelto aquella noche. Me maquillé un poco después: una sombre clarita, raya inferior negra, rímel, colorete y un poco de brillo en los labios. En mi habitación de nuevo, preparé el bolso que solía llevar al gimnasio donde metí unos vaqueros, una camiseta, una sudadera, unas zapatillas para el día siguiente y un pequeño neceser, si iba a “quedarme con Sam”, tendría que llevar ropa para ir mañana al instituto. Me calcé unas botas de media caña grises, cogí el bolso con la ropa, un abrigo, la mochila y bajé las escaleras.

-¿Dónde vas con todo eso? –ya empezábamos.
-Al teatro. Te he dicho que Sam vendría a por mí.
-No necesitas tu mochila ni ese bolso.-rodé los ojos.
-¿No te lo he comentado? –pregunté despreocupada.- Como acabaremos tarde, nos quedaremos a dormir en el apartamento que tiene en el centro y mañana voy directamente a clase desde allí.-expliqué. Me miró alzando una ceja mientras yo esperaba que contestara y cruzaba los dedos porque no se opusiera.
-No, no lo habías hecho. A dormir, ¿eh? –preguntó, juraría que había un toque divertido en su voz. Asentí.- He sido hijo antes que padre, Amanda y, además, no me chupo el dedo. Pero bueno, sois novios y tarde o temprano eso tendría que llegar.-noté el calor subir a mis mejillas. No me podía creer que me estuviera diciendo esto mi propio padre.- Ya sabes, usad.
-Para, papá.-pedí antes de que continuara y se echó a reír.- No va a pasar nada, aún es pronto para, bueno, ya sabes.-
-Lo que tú digas, hija.-sonrió y sonó el timbre. Por el saludo que escuché, mi madre que estaba en la cocina fue quien le abrió.- Pasadlo bien.
Me despedí de él con un beso en la mejilla y me dirigí a la puerta.
-Adiós, mamá.-dije antes de besarla también a ella.

Sam cogió mi mochila, salimos de casa y, tras meterlo todo en el maletero, pusimos rumbo a casa de Louis.

Liam Payne

Según había leído en las redes sociales, el primer día de lanzamiento de nuestro disco ya había sido todo un exitazo. Decidí entrar en twitter y escribir varios mensajes de agradecimiento a nuestras fans. Estaba claro que sin ellas, no habríamos conseguido nada de lo que teníamos ahora. Rapidamente recibí un montón de respuestas, contesté a algunas y volví a cerrar la aplicación.

Estaba sentado en el sofá, bastante aburrido, dándole vueltas a algo que llevaba rondando mi cabeza los últimos días. Decidido, volví a coger el teléfono entre mis manos y escribí un mensaje de whatsapp.

Midnight Memories está siendo un éxito y me preguntaba si te gustaría celebrarlo conmigo. ¿Paso a por ti y vamos a cenar a algún sitio?

Su respuesta afirmativa me hizo sonreír. Me levanté de un brinco y fui a vestirme. No iríamos a un sitio demasiado elegante así que unos vaqueros, una camiseta blanca básica y una camisa vaquera clara abierta fueron las prendas elegidas. Me calcé unas zapatillas y me abrigué con una cazadora negra. Guardé el móvil en el bolsillo trasero del pantalón, cogí las llaves del coche y salí de casa.

Desde que volvimos de Australia, habíamos quedado a menudo tras mi petición y, afortunadamente había conseguido mi propósito: descubrir cuales eran realmente mis sentimientos por la chica morena. Ahora que ya lo tenía todo más o menos claro, solo quedaba hacérselo saber y, ¿qué mejor noche que esta para decírselo? Eso si conseguía sacar las fuerzas para hacerlo.




¡Hola chicas! ¿Cómo va todo? Espero que genial. Hoy no me enrollo mucho, espero que os haya gustado el capítulo, como ya os avisé poco nos queda para que vuelva el drama, así que, id preparándoos. Mientras tanto, disfrutad de Amouis y en el próximo sabréis ya qué es lo que Liam ha descubierto, ¿estará enamorado o solamente la ve como una amiga? ¡Quedan abiertas las apuestas! Pues nada más por hoy, espero subir el viernes que viene. Muchísimas gracias.
Love,
Sarai.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Capítulo 61.




Niall Horan

-¿Cuándo dices que tenéis que volver a iros? –preguntó Lu mientras su cabeza estaba apoyada sobre mi pecho.
-En una semana empezamos con la promoción del nuevo disco.-expliqué.- Pero te prometo que no estaré más de dos días fuera hasta que vayamos a América.-deposité un beso en su cabeza.
-Este apartamento me queda muy grande cuando no estás.
-Y los días se hacen eternos, ¿verdad? –pregunté divertido. Ella sonrió asintiendo.- Ya lo sé pero solo podemos hacer una cosa…¿sabes qué? –dije esperando a que contestara.
-Disfrutar al máximo de tus días de descanso.
-¡Eso es! –exclamé.- Así que, hoy cuando acabe la comida en casa de Harry, nos vamos a ver una peli al cine y cenamos por ahí, ¿qué te parece?
-Estupendo.
-Y.-seguí hablando.- Durante toda la semana iré a recogerte al trabajo y haremos algo diferente cada día.
-¿Cómo qué? –quiso saber, curiosa, incorporándose para mirarme. Me encogí de hombros.
-Lo que tú quieras. Estos siete días seré solo para ti, la señorita manda.
-Genial.-murmuró antes de alzarse un poco más para juntar sus labios con los míos.

Tras intercambiar unos cuantos besos más, decidimos levantarnos para desayunar algo. Pasamos el resto de la mañana de aquel domingo en casa, sin hacer gran cosa hasta que llegó la hora de empezar a arreglarnos para ir a casa de Harry a comer con todos los demás. Me hice dueño de la ducha antes que ella y, mientras yo me vestía de manera informal, ella se metió en el baño. Una media hora después, estábamos ambos listos, nos abrigamos porque el frío empezaba a hacerse cada vez más notable en la ciudad y salimos de casa. Conduje hasta la calle en la que vivía Harry y aparqué en el primer sitio que encontré, prácticamente en la puerta de su casa. Ambos nos bajamos del coche y nos acercamos a la puerta para llamar al timbre. No tardó mucho el chico de rizos en abrirnos.

-¡Sois los primeros! –exclamó antes de abrazar a mi chica.
-¡Hola chicos! –dijo Gin, saliendo de la cocina. Nos abrazamos a modo de saludo y fuimos directamente al salón donde la mesa ya estaba lista.

Poco rato después, llegaron por separado Liam y Ron. Volvimos a escuchar el timbre una vez más mientras los cinco charlábamos animadamente.

-¡Mi mejor amiga desaparecida ha vuelto! –exclamó Harry y, unos segundos más tardes, apareció con Amy seguida de Louis.-
-¿Qué tal, chicos? –preguntó Liam.
-¡Pues estupendos! ¿no los veis? –dijo Harry sin dejar contestar a ninguno de los dos.- Tienen una cara de “polvo mañanero” que no pueden con ella.-
-¡HAROLD! –se quejó Amanda al tiempo que le propinaba un golpe en el brazo.
-Eso es que tengo razón.-murmuró riendo y los demás acompañamos sus risas.
-Eres el peor amigo del mundo.-dijo Amy antes de sentarse al lado de Liam.
-Anda, anda, si me.-el timbre le interrumpió y desapareció del salón.
-¡Ya podemos comer que ha llegado mi ligue! –dije cuando la vi entrar. Ella sonrió levemente y me levanté para abrazarla. Correspondió mi abrazo aunque la notaba algo rara.- ¿Estás bien? –pregunté y ella asintió.-A mí no me engañas.
-Ni a mí tampoco.-agregó Amy.
-Creo que será mejor que nos sentemos a comer y os lo contamos todo tranquilamente, ¿no? –dijo Zayn, dirigiéndose a Eli con esa última pregunta.
-Esto no me gusta nada.-habló Ron.- Que lo sepáis.-les advirtió a ambos, señalándolos con el dedo índice.
-¡Tomen asientos, señores! –exclamó Harry.- La comida está lista.

Armamos un poco de jaleo para elegir los sitios, realmente parecíamos niños pequeños en plan “no, no, yo quiero a su lado” “¡ese era mi sitio” y demás. Al final, tras unos minutos, conseguimos sentarnos los nueve alrededor de la mesa, dejando un sitio para el cocinero. Trajo la comida de la cocina, nos sirvió a todos soportando nuestra cachondeo metiéndonos con él, haciéndole saber lo buen camarero que era y empezamos a comer.

-Bueno, ¿vais a contarnos ya qué sucede? –habló Louis. Zayn y Eli se miraron.
-Si quieres…-dijo el moreno.- puedo contarlo yo.-fruncí el ceño, mirando a la chica que estaba sentada a mi lado.
-No hace falta.-respondió.- Puedo hacerlo yo.-le sonrió levemente y, con la atención de todos nosotros puesta sobre ella, empezó a hablar, contándonos lo que le había sucedido dos días atrás.

Además de ese incidente, nos habló de que había vivido una situación parecida años atrás, aunque en esa ocasión no tuvo la suerte de que alguien intercediera entre ella y su agresor para salvarla. En cuanto acabó con su triste relato, todos nos levantamos de la mesa para envolverla en un gran abrazo grupal y demostrarla que estábamos ahí para ella y que siempre nos tendría a su lado.

Amanda Turner

Aunque la comida no había empezado demasiado bien con lo que Elizabeth tenía que contarnos, sí que terminó como pensaba: riéndonos por cada cosa que decíamos y hablando de nuestras cosas. Había echado de menos una de estar reuniones en las que estábamos todos juntos.

Ayudamos entre todos a recoger un poco el salón y la cocina. Después, nos repartimos entre los sofás del salón de Harry, para seguir la conversación.

Sobre las cinco y algo de la tarde, decidimos que sería mejor volver cada uno a su casa. Los chicos estaban de vacaciones, sí, pero era domingo y nosotras o teníamos que ir a clase como Ron, Gin y una servidora; o en el caso de Eli y Lucy, ir a trabajar. Empezamos a despedirnos unos de otros, con besos y abrazos, quedando en que nos veríamos todos de nuevo en un par de semanas, en la fiesta que habría debido al lanzamiento del tercer disco de los chicos: Midnight Memories.

-¿Alguien se ofrece voluntario para llevarme a casa? –pregunté causando las risas de los presentes.
-Que te lleve tu novio, que para eso lo tienes.-Obviamente Louis no podía hacerlo, no podíamos arriesgarnos a que nos viera algún periodista.
-Gracias, Harold, sé que puedo contar contigo siempre.-dije sacándole la lengua.
-Yo te llevo, no te preocupes.-se ofreció Liam.
-Creo que voy a cambiar de mejor amigo.-dije abrazando al castaño y causando un gesto de enfado en la cara de Harry.
-Cuando quieras podemos irnos.-me dijo.
-Un minuto.-pedí y volví al lado de Louis.
-¿Cuándo podemos vernos? –susurró en mi oído y sonreí.
-El miércoles hay partido.-comenté.- Podríamos verlo en tu casa, si te parece.
-Claro.
-Hablaré con Sam cuando llegue a casa y lo hablamos, ¿vale?
-Por supuesto.-besé sus labios cortamente y con otro “adiós” general, Liam y yo salimos de casa de Harry para subirnos en su coche.
-Bueno, Leeyum, cuéntame, ¿qué tal con Ron?
-No te andas con rodeos, eh, pequeñaja.-reí levemente.
-Anda, cuéntamelo, os he visto bastante bien hoy.-afirmé.
-Voy con pies de plomo, si te soy sincero.-dijo apartando un momento la vista del frente para mirarme a mí.- No quiero cagarla de nuevo.-admitió.- Lo paso muy bien a su lado, es una chica increíble y todo eso pero aun no tengo muy claro qué siento por ella, aunque sé que algo hay, no sé si me entiendes.-dijo con el ceño ligeramente fruncido.
-Sí, creo que sí. ¿A ella le has dicho todo esto? –quise saber. Él asintió con la cabeza.
-El mismo día que volvimos.-explicó.- fui a cenar con ella. Le hablé de todo esto y le pedí tiempo.
-¿Y?
-Me lo está dando.-le ví sonreír y yo lo hice también. Aunque él creyera no saberlo, se le empezaba a notar que no era una mera atracción física lo que sentía por mi amiga.-

El resto del camino hasta mi casa, fue él quien hizo las preguntas acerca de cómo iban las cosas con Louis.

-Muchas gracias por traerme, Leeyum.-dije en cuanto paró frente a la puerta de mi casa.
-Siempre es un placer ayudar a una señorita.-reí.
-Suerte con Ron.-besé su mejilla.
-Te mantendré informada.-asentí con la cabeza y bajé del coche.

Llamé al timbre y fue mi padre quien abrió. Respiré hondo. Suponía que el interrogatorio iba a empezar de un momento a otro.

-Ya era hora, ¿no? -¡Lo sabía, lo sabía! –Tú anoche no saliste con esa ropa.
-Hola a ti también, papá.-dije entrando en casa.- Y no, claro que no iba con esta ropa.-era evidente.- Pero obviamente no iba a ir a comer con mis amigas en smokin.
-¿Dónde has pasado la noche?
-¿No te lo ha dicho Dani? Salimos a cenar con Josh y, como se nos hizo tarde, nos quedamos allí a dormir.
-¿Y la ropa de anoche dónde está? –Creía que le estaba mintiendo y, en realidad, así era pero no iba a dejar que lo descubriera.
-Que preguntón estás hoy, papá.-resoplé.- En casa de Josh. Se me había olvidado que hoy tenía comida con las chicas entonces, esta mañana Dani vino a recoger algo de ropa y mi neceser. Como ya te he dicho, he ido a comer así que no iba a ir cargada con todo. Lo he dejado en casa de Josh, ya pasaré esta semana a recogerlo. ¿Puedo pasar ya más allá del pasillo o tienes más preguntas? –dije con las manos en mi cintura, en jarra.
-No, nada más.-iba a dirigirme a las escaleras cuando habló de nuevo.- Una cosa más, Amy.
-¿Sí?
-¿Va todo bien con Sam? –fruncí el ceño. ¿A qué venía eso ahora?
-Perfectamente, papá.-dije acompañando mi comentario con una sonrisa y subí hasta mi habitación.

Lo primero que tenía que hacer era hablar con Sam y preguntarle si el miércoles estaba libre. Me quité la sudadera y los vaqueros, me puse un pantalón de chándal que tenía para estar en casa, me senté en la cama y busqué su número en mi móvil. Coloqué el aparato en mi oreja derecha y esperé a que contestara.

-¿Cómo está la novia más guapa del mundo? –saludó y reí. Seguramente alguien de su familia estaría a su lado.
-Muy bien, ¿y mi precioso chico? ¿puedes hablar ahora? –le seguí el juego.
-Sí, un minuto.-dijo. Le escuché hablar con alguien al otro lado.- Ya está, podemos hablar sin ningún tipo de peligro. ¿Qué tal tu cita el sábado?
-Muy bien.-contesté.- Todo salió genial.
-Me alegro.
-¿Tú qué tal con Rachel? –ahora era mi turno.
-Fuimos a ver una peli a su casa, ya sabes que no puedo salir a la calle con ella. Pero bueno, algo es algo.-hice un sonido, de acuerdo con él.- Pero seguro que no me llamabas para preguntar por eso, ¿a que no?
-Si es que tengo el novio más listo del mundo.-dije y reímos los dos.- ¿El miércoles estás libre?
-¿Qué te traes entre manos? –preguntó.
-Sam.
-Sí, estoy libre. ¿Para qué me quieres? –no pude evitar reír.
-Juega el Machester el miércoles y he quedado con Louis en ir a verlo a su casa.-expliqué.
-Y quieres que haga de chófer y te lleve, ¿no?
-No exactamente.-dije.- El partido es a las cuatro así que, había pensado que podrías venir a recogerme al instituto y comíamos juntos.
-Es una buena idea. Yo pensaba que solo me querías utilizar.-dijo dramático.
-Eres un mal pensado.
-Tienes razón, lo siento, ¿podrás perdonarme? –volví a reír.
-No se yo eh, ¿esto podría ser la causa de nuestra ruptura? –dije intentando parecer seria mientras él reía a carcajada limpia al otro lado del teléfono.
-Tengo que colgar, Amy, nos vemos el miércoles entonces.
-Hasta el miércoles, Sammy.-colgué y decidí salir de la habitación para ver si mi hermano estaba en casa o no, teníamos mucho de lo que hablar.

Me acerqué a su habitación y la puerta estaba cerrada. Llamé dos veces y giré el picaporte. Vacía. La charla tendría que esperar. Mi padre estaba en el estudio, trabajando para variar así que bajé al salón y me adueñé del mando de la televisión.

No había gran cosa que ver pero llamó mi atención un programa de cotilleo en el que estaban hablando de One Direction. No sabía de qué iba la noticia pero empezaron a salir fotos de Harry, Niall y Zayn con sus respectivas chicas para hacer referencia a todos los comentarios odiosos que recibían a través de las redes sociales. Lo siguiente en aparecer fue una foto mía y de Ron que no sabía de dónde la habrían sacado y empezaron a especular de sí alguna de las dos tendríamos algún tipo de relación amorosa con los dos miembros restantes de One Direction y que, para el resto del mundo, ahora mismo estaban solteros. Afirmación que solo era cierta en un caso. No pude evitar echarme a reír cuando salieron unas fotos mías con Sam, caminando por Hyde Park. Según la periodista, eso era una evidencia clarísima de que mi relación con el grupo de música era estrictamente de amistad. ¡Si ellos supieran!

-¿Divirtiéndote mientras te ves en la tele? –pegué un pequeño bote en el sofá. Seguidamente, escuché la risa de mi hermano.
-Me has asustado, idiota.-le regañé.
-Por lo que veo, no se sospecha nada.-dijo refiriéndose a lo que seguía saliendo en la tele.
-Al parecer no.-dije.- Y es un gran alivio.-admití.- ¿Qué tal tu comida con Perrie? ¿Ya es mi cuñada oficialmente?

No le dio tiempo a contestarme: la televisión lo hizo por él. Habían cambiado de noticia. Ahora, pasaban a hablar de Perrie Edwards y su supuesto novio. Literalmente la noticia decía: “Perrie Edwards, componente de Little Mix, parece haber superado totalmente su ruptura con Zayn Malik. Hemos tenido la ocasión de verla últimamente muy bien acompañada por un joven moreno, Daniel Turner, hijo del gran empresario Charlie Turner. Y sí, como seguramente estaréis pensando, es el hermano de la anteriormente mencionada Amanda Turner, una de las amigas más cercanas a One Direction.”

-Creo que se han encargado de formalizar mi relación por mí.-bromeó. Su móvil empezó a sonar.
-¿Perrie? –pregunté y asintió.
-Lo acabo de ver.-habló al teléfono.-Ya lo estuvimos hablando, saldría a la luz cuando tú quisieras. No, no. No te preocupes por mí.-le vi sonreír.- No tengo ningún problema con eso. Al menos de momento. Paso a por ti mañana como habíamos quedado. Otro para ti.-y colgó.- ¿Por qué me miras así?
-Porque quiero que me contestes a mi pregunta. ¿Ya le has pedido salir formalmente?
-Acababa de hacerlo en la comida de hoy.
-¡Awww! –exclamé y me levanté para abrazarle.




¡Hola, hola! ¿Qué tal ha ido la semana? Supongo que con el estreno de 'FOUR' el lunes todo ha sido más fácil. Al menos la mía lo ha sido. ¡Qué discazo! ¿no? ¿Tenéis ya vuestra canción favorita? Porque a mí me está costando la vida elegir, cada vez que lo escucho es peor jajaja Pero ahora mismo, estoy enganchada a 'No Control' porque no sé, es genial y Louis es en estribillo es tan asfbsdjbvfsjndhvdf. Por cierto, esa canción me recuerda un montón a Louis y Amy, con su 'no control' cada vez que se ven jajajaja. Luego también me encanta 'Where Do Broken Hearts Go' esa es perfecta, me imagino ya cantándola con ellos en algún concierto; luego esta 'Spaces' que también me gusta muchísimo y 'Clouds'. Y 'Act My Age' que es super divertida y paro ya que termino diciendo las 16. En fin...hablando de otra cosa, ¿qué os ha parecido el capítulo? Yo hablando del lanzamiento de MM cuando ya estamos en FOUR jajajaja. No pasa gran cosa creo yo, reunión de los diez, charla con Liam, Dani y Perrie están juntos...todo bonito y eso, ¿no? Pues....chán, chán, chán, me complace anunciar que en breve (cuestión de dos capítulos seguramente), habrá cosas que empiecen a torcerse y...¡hasta aquí puedo leer! Espero que tengáis un buen fin de semana, subiré en cuanto pueda y ¡disfrutad del video de 'Night Changes' esta tarde! Una cita con cada uno no se tiene todos los días...aunque sé que las cosas saldrán mal, porque si no, no sería un video suyo. Nada más, un beso muy grande a todas y muchas gracias.
Love,
Sarai.