Capítulo 22.

Louis Tomlinson

-Tenemos que llevarla al hospital.-dije colocando mi mano bajo su cabeza.- Ayudadme a meterla en el coche.

Le di las llaves a Ron y pasé mi brazo bajo las piernas de Amy, Eli me ayudó a levantarla del suelo con cuidado y la llevé hasta el coche. Veronica abrió la puerta trasera del coche y la tumbé en los asientos, colocando la cabeza sobre las rodillas de Elizabeth que había entrado por el otro lado. Ron ocupó el asiento del copiloto y en cuanto entré, me apresuré a conducir hasta el hospital más cercano. Llegamos unos minutos más tarde y dejé el coche aparcado en la puerta de la entrada de urgencias. Nos bajamos rápidamente y volví a coger de la misma manera a Amy que seguía sin reaccionar.

-¿Qué le ha pasado? –nos preguntó un doctor nada más vernos entrar.

-Se ha caído y debe haberse dado un golpe en la cabeza, tenía algo de sangre.-expliqué mientras el médico indicaba que trajeran una camilla. La dejé sobre ella y una enfermera empujó la camilla desapareciendo con el cuerpo de Amy por el fondo de la sala.- ¿Dónde se la llevan?

- ¿Podemos ir con ella? –preguntó Eli preocupada.

-Vamos a revisarla, en cuanto sepamos algo les avisamos.-nos dijo.- Nadie puede pasar, a menos que alguno de ustedes sea un familiar cercano.-Los tres nos miramos, estaba claro que no nos dejarían pasar a ninguno.

- Soy su novio.-dije sin pensarlo. No podíamos dejarla sola ahí dentro y además, todo esto había sido culpa mía, necesitaba saber que se encontraba bien, que no le había pasado nada.

- Está bien, acompáñeme.-dijo el médico.

- Avisad a Dani.-les dije a las chicas. Ambas asintieron y seguí al doctor por el mismo pasillo por el que ella había desaparecido unos minutos antes.

Daniel Turner

Según me había dicho mi hermana hoy Eli se quedaría a dormir en casa así que estaba esperando a que ambas llegaran para hacer algo de cenar ya que mis padres, como no, estaban en una cena de trabajo. Se me estaba haciendo raro que no hubieran llegado todavía pero pensé que se habrían entretenido con Zayn y sus clases de skate. Me puse a ver un rato la tele cuando sonó el móvil. Era Elizabeth.

- ¿Dónde andáis, señoritas? Tengo hambre.-dije nada más descolgar.

- Dani.-su voz no me gustó ni un pelo.

- ¿Ha pasado algo?

- Es Amy.-hizo una pausa.- Está en el hospital.

- ¿Qué? –Estaba alucinando.- ¿En cuál estáis? –me dijo el nombre del hospital.- Voy ahora mismo para allá.-y sin pedir ninguna explicación más, colgué. Ya me enteraría de lo sucedido cuando llegara allí.

No tenía coche a mi disposición porque mi padre aún no se había decidido a comprarme uno pese a que cuando cumplí los dieciocho me saqué el carné, así que llamé a Josh para que me acercara si podía. En diez minutos pasaría a recogerme así que subí a mi habitación a ponerme algo decente de ropa, cogí algo de dinero, el teléfono y salí de casa cerrando la puerta con llave. Josh estaba esperándome en la puerta, subí al coche y sin entretenernos ni un minuto más, condujo hasta el hospital en el que se encontraba mi hermana. Bajé del coche y le di las gracias por haberme acercado hasta allí.

- En cuanto sepas algo, dímelo, ¿vale? –me dijo Josh, asentí con la cabeza y entré en el hospital. Me encontré con Elizabeth y una chica que no conocía pero que hablaba con ella, en la sala de espera.

- ¿Qué ha pasado? ¿Cómo está?-pregunté nervioso.

- No sabemos cómo está.-me respondió Eli.- Llevamos esperando aquí media hora y aun no nos han dicho nada.

- Voy a preguntar, tienen que dejarme pasar.-dije.

- Ya hay alguien dentro con ella.-me dijo la chica que desconocía. Fruncí el ceño, extrañado.

- Louis.-dijo Elizabeth. Ahora sí que no entendía nada, ¿qué tenía Louis que ver en todo aquello? –Siéntate y te cuento lo que ha pasado.

Me contaron lo sucedido y no nos quedó más remedio que esperar allí hasta que un doctor joven apareció preguntando por los familiares de Amanda Turner. Rápidamente nos levantamos los tres, prácticamente de un salto y nos acercamos a él.

- ¿Está bien mi hermana? –pregunté.

- Sí, solo tiene un esguince en el tobillo y se había quedado inconsciente por la caída pero está bien, tiene que quedarse esta noche aquí en observación.

- ¿Podemos verla?-dijo Veronica.

- Solo uno. Ya está con ella el otro chico, su novio.- ¿Hola? Si mi hermana estaba con Nick, Louis no era su novio.

- Entra tú a verla.-me dijo Eli.- Luego iremos nosotras.-asentí con la cabeza.

- Acompáñeme.-me dijo el médico y le seguí. Me llevó por un largo pasillo con las paredes pintadas de blanco hasta una puerta azul sobre la que ponía el número 136.- Aquí es, aún tardará unas horas en despertar por los calmantes.-asentí.

- Gracias, doctor.-dije y en cuanto se fue, puse la mano sobre el pomo de la puerta para abrirla despacio, sin hacer ruido. Asomé la cabeza y vi a Louis sentado al lado de la cama donde se encontraba mi hermana, se giró al sentir que alguien entraba. Cerré de nuevo con cuidado y me acerqué hasta ellos.

- Oye tío, lo siento mucho.-me dijo en cuanto me vio.- Solo quería gastarlas una broma.-

- Lo sé, ha sido un accidente, no pasa nada.-le sonreí y él se levantó para dejarme el sitio que estaba ocupando.

- ¿Te han dicho cuánto tendrá que quedarse aquí? –me preguntó.

- Tiene que pasar la noche en observación, ya sabes, cosa de médicos.-le contesté. Asintió.

- Os dejo solos, si necesitas algo, estaré con las chicas en la sala de espera.-dijo.

- Oye Louis.-le llamé cuando estaba a punto de salir de la habitación. Él se giró para mirarme.- Gracias por no dejarla sola.-él solo sonrió y salió de la habitación. Avisé a mis padres, mi madre se asustó mucho y en seguida ambos llegaron al hospital.

Harry Styles

Habíamos salido después de comer de Londres para llegar antes de la hora de la cena a Holmes Chapel. Íbamos charlando, cantando las canciones de la radio bastante animados los dos. Sobre las siete de la tarde estábamos entrando ya a mi querida ciudad y Gin no hacía más que mirar por la ventana, observando el paisaje.

- ¿Qué te parece? –la pregunté, apartando por unos segundos la mirada de la carretera para mirarla a ella.

- Es precioso.-dijo sonriendo.

- Ya, seguro que eso lo dices por compromiso.-bromeé.

- Hablo totalmente en serio.-me contestó, esta vez mirándome. La sonreí y volví a mirar a la carretera. Conduje por un par de calles más, hasta llegar a mi casa.

- Es aquí.-anuncié mientras buscaba un sitio en el que aparcar el coche.

Lo dejé un par de casas encima de la mía y salimos del coche. Cogí las maletas del maletero y tras una pequeña disputa porque yo quería llevarle la maleta y ella insistía en que no era necesario, caminamos unos cuantos metros tirando de las maletas hasta quedar frente a la puerta de mi casa. Llamé al timbre y el novio de mi madre, Robin, me abrió.

- Tu madre ya pensaba que no ibas a venir.-bromeó.

- ¿Cómo has sido capaz, mamá? –grité para que me escuchara y después abracé a Robin.

- ¡Mi pequeño! –esa era mi madre. Efectivamente, unos segundos después de escucharla, apareció por la puerta y nos abrazamos durante unos minutos.

- ¿Vas a presentarnos a tu amiga o piensas dejar que se quede ahí lo que queda de día? –habló él. Reí ante su ocurrencia y negué con la cabeza.

- Mamá, Rob, ella es Gin.-les presenté.

- Encantada de conocerles.-respondió.

- El placer es nuestro.-dijo mi madre.- Venga, todos para dentro.

- ¿Y Gemma? –pregunté una vez estuvimos dentro.

- ¿Me has echado de menos, hermanito? –dijo ella bajando por las escaleras.

- Para nada.-dije indiferente, nos miramos y nos echamos a reír. Después la abracé haciendo que sus pies dejaran el suelo durante unos segundos.- Bueno, Gem, ella es Gin, tu compañera de habitación este fin de semana.-reí.

- Encantada.-le dijo mi hermana mientras la saludaba con un beso en la mejilla y un pequeño abrazo.

- Oye, no se supone que el novio no puede estar con la novia el día de antes.-comenté.

- Sí, sí, ya me voy.-dijo él con pesadez.- Mañana nos vemos.-se despidió de mi madre besando cortamente sus labios.

- Si no se arrepiente.-dije yo divertido y me dio un leve puñetazo en el brazo.- ¡Mamá, vas a casarte con un hombre agresivo! –protesté y todos rieron.

En cuanto Robin se marchó, le enseñé un poco la casa a Gin mientras mi hermana terminaba de ayudar a mi madre con la cena. Nos fuimos a dormir tras charlar un poco al terminar la cena. Nos esperaba un gran día.

~

- ¿Alguien puede ayudarme con esto? –grité para que alguna de las tres mujeres que había en la casa me escuchara. Estaba frente al espejo del pasillo, intentando ponerme bien la corbata pero era imposible.

- Espérate.-me contestó mi hermana de la misma forma.- Estoy con mamá.-resoplé y alguien llamó a la puerta de mi habitación.

- ¿Qué necesitas? –me preguntó Gin asomando la cabeza por la puerta.

- ¿Sabes hacer nudos de corbata? –pregunté alzando la corbata con las manos. Ella rio y entró en la habitación.

- Vaya, Gin, estás…increíble.-dije al verla. El día que habíamos ido de compras ya había visto cómo la quedaba aquel vestido que yo mismo había elegido pero sumándole la forma en la que se había maquillado los ojos y la trenza que recogía su pelo dejándolo caer por el lado derecho, estaba impresionante. Realmente preciosa.

- Gracias.-contestó levemente sonrojada.- No sé si me quedará perfecto.-dijo colocándose frente a mí. Normalmente era más bajita que yo pero los zapatos de tacón negros que llevaba la dejaban a mi altura.

- Mejor que el mío seguro que está.-dije.

- Eso no es muy difícil.-dijo riendo mientras hacía el nudo. Lo apretó un poco colocándolo en su sitio.- Listo.

- Gracias, Gin.-dije mientras nos mirábamos, sentí algo en mi interior, una sensación que tenía cada vez que estaba con ella, una sensación agradable que hacía que no pudiera dejar de sonreír si ella se encontraba cerca de mí. Sin saber cómo, quizás involuntariamente, me había acercado un poco más a ella, casi rozando mi nariz con la suya. Me invadieron unas ganas terribles en aquel momento de hacer desaparecer esa mínima distancia para poder probar sus labios rosados por el pintalabios que había usado.

- ¿Estáis ya? –el sonido de la voz de mi hermana nos alarmó a ambos y ella dio un paso atrás, volviendo a poner distancia entre nosotros.

- ¡Ya bajamos! –le contesté alzando la voz.

- Voy a recoger mi bolso.-musitó Gin.

- Espera.-dije.- Abrí el cajón y saqué dos pequeños ramilletes de flores. Uno lo coloqué en el bolsillo de mi americana y el otro se lo tendí a ella.- Es para ti.-sonrió y lo cogió. Se puso frente al espejo, quitó una horquilla de las que llevaba puestas y con ella, colocó el ramillete en la trenza.- Te espero abajo.-murmuré tras ella y besé su mejilla.

Amanda Turner

Me dolía la cabeza, me daban como pinchazos y era algo molesto. Abrí los ojos encontrándome en un lugar desconocido para mí. Paredes blancas, sin ningún adorno tan solo una televisión colocada sobre una pequeña plataforma de madera, a mi derecha un gran ventanal, un sillón en el que vi a mi hermano durmiendo y a mi izquierda una pequeña mesilla al lado de un sillón igual que el del otro lado en el que estaba Louis dormido también. Espera, espera, ¿Louis? Fruncí el ceño y agité levemente la cabeza, lo que hizo que me diera un pinchazo algo más fuerte.

- Auh.-me quejé en alto aunque ninguno de los dos se despertó. Entonces una enfermera entró con cuidado en la habitación y me incorporé.

- ¿Cómo te encuentras? –me preguntó.

- Me duele la cabeza.-respondí llevándome la mano hasta ella.

- Con el desayuno te traeré algo para remediarlo.-dijo.- Vaya suerte que tienes, eh.-comentó mientras miraba un papel que había sobre la mesilla. Hice un gesto sin saber a qué se refería.- Tu hermano y tu novio.-dijo.- No han querido moverse de aquí en toda la noche aunque les dijimos que estabas bien. Eres una chica afortunada, se nota que te quieren mucho.-me había dejado descolocada completamente.

- Sí.-contesté aun algo confundida.

- Ahora te traigo el desayuno y una pastilla.-asentí y me quedé pensando en lo que había dicho. ¿Louis había pasado toda la noche allí? Noté un pequeño pinchazo de nuevo pero esta vez no en la cabeza, si no en el pie izquierdo. Levanté la sábana que me cubría y descubrí una venda alrededor del tobillo, debía habérmelo torcido.

- Vaya, ¿ya has despertado, Bella Durmiente? –dijo mi hermano levantándose del sillón, tomándome por sorpresa.

- ¿Qué me ha pasado? –pregunté.

- ¿No te acuerdas? –volvió a hablar.

- Solo recuerdo haber escuchado un sonido como de un coche y nada más.-dije frotando mi barbilla, como intentando recordar.

- Culpa mía.-habló Louis levantando la mano derecha.- Quise asustaros a ti y a Eli pitándoos con el coche pero del susto te caíste hacia atrás y te quedaste inconsciente.-me explicó. No daba crédito a lo que estaba escuchando.- Lo siento mucho, Amanda.-dijo acercándose a la cama. Iba a hablar cuando un médico entró en la habitación.

- Chicos, ¿nos dejáis solos un momento? Vengo a revisar que todo vaya bien.-dijo. Ambos asintieron y salieron de allí. Le llevó unos minutos al doctor comprobar que todo estaba bien y finalmente dijo que me daría el alta esa misma mañana, tan solo necesitaba estar en reposo quince días por el tobillo. Cuando él se fue, los dos volvieron a entrar.

- Voy a arreglar los papeles del alta, ahora vuelvo.-dijo mi hermano y se fue, dejándonos a Louis y a mí solos en la habitación.

¡Hola chicas! Aquí os dejo el capítulo 22, como habéis podido comprobar Amy está bien, solo tiene un pequeño esguince, nada de que preocuparse... Por otro lado tenemos a los dos de la boda...¿ocurrirá algo en la boda? Hm...nunca se sabe 8) Bueno, como os dije ayer cuando subí capítulo de mi otra fic, ahora no tengo mucho tiempo para escribir así que solo subiré una vez a la semana, en el caso de esta historia, subiré cada viernes. Espero que os haya gustado el capítulo. Ah, y os dejo una fotito de lo guapísimo que iba Hazza a la boda de su madre. 

Muchísimas gracias.

Love,

Sarai.