Amanda Turner
-Tú también tendrás cosas que contarme, ¿no? ¿Qué tal por
Australia? –dijo siguiéndome escaleras arriba.
-Dame un minuto.-hablé dejando la maleta junto al
armario.-Le dije a Louis que le llamaría cuando estuviera en casa.-saqué el
móvil del bolsillo de mi pantalón y busqué en los contactos. Le dí a “llamar” y
coloqué el aparato en mi oreja derecha.
-¿Quieres que te deje sola para que os digáis cursiladas?
–dijo divertido mi hermano, sentado sobre la cama, observándome.
-¡No seas idiota! –le contesté.
-Bonita forma de saludarme, Hello Kitty.-dijo su voz al
otro lado de la línea.
-No te lo decía a ti, es mi hermano, que es un pesado y
un impertinente.-le escuché reír y sonreí.
-Deduzco entonces que estás sana y salva ya en tu casa,
¿no?
-Correcto, Tomlinson.
-Te dije que.-le interrumpí.
-Sí, lo sé, que no te llamara así pero a mí si que me
gusta.-admití.- Te va a tocar aguantarte.
-¿Qué te hace pensar que te lo voy a consentir, enana?
–sonreí ampliamente mientras le daba golpes a mi hermano, ¡no paraba de hacer
gestos burlándose de mí!
-Me adoras, Tomlinson.-anuncié.
-Me adoras, ñiñiñi.-se burló mi hermano intentando poner
voz de chica.
-¡Estás insoportable! –le grité sin evitar reírme y
volviéndole a dar un par de golpes.
-Anda, dejo que te pegues en condiciones con él.-me dijo
Louis.- Hablamos después.
-Claro.-acepté.-
-Salúdale de mi parte y cotillea un poco, a ver qué ha
pasado con él y Perrie estos días.-solté una carcajada.
-Lo haré pero no te contaré nada. ¡Eres una maruja! –le
acusé.
-Conseguiré sonsacártelo, ¡tengo mis armas! –alardeó.
-Eso ya lo veremos, Tomlinson.
-Claro que lo veremos, Turner.
-Luego hablamos.-dije.
-Recuerda que te odio.-sonreí.
-Yo también te odio. Mucho más.-y esa fue nuestra
despedida. Colgué y me senté en la cama, al lado de mi hermano.
-¿Pero vosotros habéis arreglado vuestras diferencias o
seguís discutiendo? –preguntó divertido.
-¿Tú qué crees, listillo? –le miré alzando una ceja.
-Creo que tienes una cara de enamorada que no puedes con
ella.-contestó seguido de una risa. Automáticamente, volvió a llevarse un par
de golpes en el brazo que, naturalmente, no le hicieron demasiado daño.-Y como
le maltrates tanto como a mí, te va a durar más bien poco.-dijo sobándose el
brazo.
-Y como tú seas así de blandito, Perrie se buscará
alguien mejor.-le piqué.
-Ya empezamos.-dijo con pesadez. Sonreí.
-¿A qué hora llegarán mamá y papá? –pregunté levantándome
de la cama.
-Tienen que estar al caer, quizás no tarden más de media
hora.-Me contestó tras mirar la hora en su teléfono. Empecé entonces a deshacer
mi maleta y, mientras guardaba las cosas en el armario, volví al tema más
importante.
-¿No piensas contarme nada? –dije guardando los
pantalones cortos en el fondo del armario. Seguramente, ya no los utilizaría
hasta dentro de mucho tiempo.
-No hay nada que contar.-le miré con los brazos en
jarra.- ¿Qué?
-Que eso no hay quien se lo trague.-me acerqué a la
cama.-Oh, venga, Dani, cuéntamelo.-pedí.- Sabes que no voy a para hasta que me
lo digas.-Él resopló.
-¿Qué quieres que te diga? ¿Que estoy enamorado de ella a
más no poder? Pues sí, cada vez lo tengo más claro.-habló y sonreí. Me
encantaba cuando hablaba así, le brillaban los ojos y su sonrisa le hacía
encantador.- Pero.-me miró.- No ha pasado nada importante. Solo hemos salido un
par de veces, como amigos.
-¿Y no te has atrevido a decirle nada?
-¿Tú estás loca? ¡Claro que no! –exclamó.- Además, ¿tú
crees que alguien como ella podría fijarse en mí?
-¡Por supuesto! ¿Por qué no? ¿Por que es una estrella?
-Por ejemplo, sí.-contestó. Le miré alzando una ceja.- ¿Qué?
-Louis se ha fijado en mí y, a parte de no ser famosa,
soy prácticamente una niña a su lado, así que no me vengas con esas.
-Pero eres una niña adorable.-me cogió de los mofletes.-
Además, no eres tan niña como crees.
-Eh, eh, para para.-dije apresuradamente.- La charla de “te
has convertido en toda una mujer” la dejamos para otro momento.-él rió ante mi
comentario y después, volvió a hablar.
-De todas formas, ya no es solo por el hecho de que sea
una chica famosa, es que ella es preciosa y yo…
-¡Venga ya, Dani! –grité.- Físicamente no tienes nada que
envidiarle a ningun modelo, cantante o actor que pueda conocer Perrie.-y no lo
decía porque fuera mi hermano, realmente era un chico guapísimo. Escuchamos
entonces el ruido que las llaves hacen al meterse en la cerradura, haciéndonos
saber que nuestros padres habían llegado y nuestra conversación se veía
obligada a finalizar.-
-¡Chicos! ¡Ya estamos aquí! –esa era la voz de mi madre.
Ambos nos incorporamos y levantamos de la cama. Me apresuré a guardar la maleta
bajo esta y nos dispusimos a bajar.
-Dani.-le dije antes de que abandonáramos la habitación.-
Si ha venido a casa solo para pasar un rato contigo, le interesas y no solo
como amigo, créeme.-él me dedicó una sonrisa y los dos bajamos a encontrarnos
con nuestros padres.
Después de saludarnos con besos y abrazos y de que ellos
ordenaran todo lo que traían en la maleta, nos sentamos a cenar. Según nos
habían dicho, nuestro padre tenía algo que contarnos.
-Bueno, no te hagas más el interesante, ¿qué es eso que
tenías que decirnos? –preguntó mi hermano.
-Veréis el viernes que viene tenemos una cena muy
importante.-anunció. Me temía algo por el estilo.- Acudirán los dueños de las mejores
empresas de Inglaterra y será una gran noche para hacer nuevos
negocios.-explicó. Vale, ¿y? Mi hermano se me adelantó.
-No entiendo qué tenemos que ver Amy y yo en esto.-habló.-
Tenéis cenas de empresa muy a menudo.
-¿No has escuchado a tu padre? –intervino mi madre.- Esta
es especial y como miembros de esta familia, tenéis que venir con
nosotros.-ambos nos miramos. Odiábamos tener que acudir a esa serie de eventos.
Teníamos que ir muy arreglados y dedicarnos toda la noche a sonreír a gente que
no conocíamos de nada.
-Ya lo sabéis.-tomó la palabra de nuevo mi padre.- No
hagáis planes para el viernes y quiero que os vistáis adecuadamente, ¿entendido?
Tras unos intentos de protesta por nuestra parte que no
nos llevaron a ningún sitio, acabó la cena familiar. Nos desperdigamos cada uno
a su mundo: mi padre se quedó en el estudio mirando cosas de la empresa, mi
madre viendo alguna película en la televisión y Dani y yo fuimos a terminar
nuestra anterior conversación a su habitación esta vez. Ahora me tocaba a mí
pasar por el interrogatorio policial. Aunque debo admitir que, en esta ocasión,
mi hermano se portó y no empezó a hacer preguntas demasiado incómodas de
responder. Casi una hora después, me despedí de él, fui a mi habitación y, con
el pijama ya puesto, me metí en la cama. Di media vuelta, intentando coger la
posición adecuada para quedarme dormida, cuando vi que en la mesilla, la
pantalla del móvil se encendía. Lo cogí entre mis manos y, sin incorporarme,
accedí al whatsapp para ver el mensaje que Louis acababa de enviarme.
Bueno, ¿qué? ¿Tenemos
nueva pareja a la vista?
¿Solo me escribes
para preguntarme eso?-escribí queriendo parecer indignada.
Sí, cuéntame, ¿qué
ha pasado con ese par estos dos días?-insistió.
No te lo pienso
contar. Y deja de molestarme, ¡mañana tengo clase!-protesté.
Oh, venga, no
puedes dejarme así.-envió y decidí no contestarle.
Me gustaba picarle y sabía que si no obtenía respuesta,
pensaría que me habría enfadado. Efectivamente, no me equivocaba. Pocos
segundos después, la pantalla no dejaba de encenderse cada vez que recibía un
nuevo mensaje suyo.
¿Sigues ahí
pequeña Kitty?
No te habrás
enfadado, ¿verdad?
Venga Amy,
contéstame.
Era solo una
broma.
En realidad no me
interesa, solo quería hablar contigo un rato.
Si no contestas,
te llamaré. ¿Quieres que despierte a tus padres?
Ante ese último mensaje, decidí contestarle. Sabía que
era capaz de llamar.
Me vas a fundir
el teléfono.
¡Si sigues viva!
Ya pensaba que te había pasado algo.-sonreí negando con la cabeza.
Que exagerado
eres.
¿Te has enfadado
conmigo? Solo era una pequeña broma…
No, no lo estoy,
bobo.-lo
acompañé con una carita sonriente.-Pero
si decía en serio lo de ir a clase mañana…
Pillo la
indirecta.
Hablamos mañana,
¿de acuerdo?
Claro. Buenas
noches y descansa, pequeña.-le envié varios iconos tirándole un beso y dejé el teléfono en su sitio.
El lunes y el martes transcurrieron con total normalidad.
Las chicas y yo hablábamos a menudo, al igual que con los chicos y con Louis
especialmente. Las clases habían sido aburridas, como todos los inicios de
curso y seguía sin tener noticias de la revista que me dijo me llamaría si
había algún puesto libre. El miércoles volví a casa como solía hacer escuchando
música en mi iPod. Dani no comería hoy conmigo así que me tocó hacerlo sola. Lo
hice en el salón, frente a la televisión y cuando acabé, lo recogí todo. Iba a
subir a mi habitación para ponerme al día con apuntes y demás, cuando escuché
la puerta abrirse dejándome ver a mi madre.
-¿Cómo tú por aquí? –le pregunté extrañada. Normalmente,
ella y papá trabajaban siempre hasta tarde.
-Ponte cómoda, ¡nos vamos de compras! –exclamó. Espera,
espera ¿mi madre y yo? ¿de compras? ¿qué pasa aquí?
-¿Cómo que nos vamos? –dije.
-El otro día estuve mirando tu armario y no tienes nada
adecuado para el viernes. Tus vestidos son preciosos pero no creo que a tu
padre le haga gracia que vayas con alguno de ellos.-explicó.
-Mamá, ¿cotilleaste mi armario? –pregunté sorprendida.
-Eso no es lo importante ahora.-habló.- Venga, ve a
vestirte. Te quiero aquí abajo en cinco minutos.
Seguí sus órdenes y subí a mi habitación. Abrí el armario
y, sin complicarme mucho la vida, escogí unos vaqueros largos pitillos y una
camiseta de media manga. Lo acompañé con unas converse y me arreglé un poco el
pelo. Metí el móvil en uno de los bolsillos delanteros y bajé de nuevo. No hizo
falta coger nada de abrigo, aunque ya estábamos en septiembre, aun no hacía
casi frío. Las dos nos montamos en su coche y pusimos rumbo al centro de la
ciudad.
-¿Y porqué se supone que mis vestidos no son adecuados,
mamá? –pregunté cuando entrábamos en la primera tienda.
-Sabes que a tu padre no le gusta que vayas enseñando más
arriba de la rodilla.
-Pero mamá.-protesté.
-Lo sé, lo sé. No hace falta que lo digas.-se encogió de
hombros.- Los padres son así, así que buscaremos algo para la cena.
Empezamos a buscar cada una por un lado, recogiendo
prendas que pudieran quedarme bien y nos reunimos en el probador. Me probé unos
cinco vestidos largos y ninguno me convencía.
-¿Es obligatorio llevar vestido? –le pregunté mientras me
subía la cremallera del sexto del día.- Es que veo que me mato con uno de
estos, sabes lo patosa que soy y si a eso le añades un vestido largo más unos
zapatos de tacón, ¡ya me dirás tú! –ella rió.
-Si quieres, podemos buscar un traje de pantalón y
americana.-sonreí mirándola a través del espejo.
-Esa idea me gusta.
Salimos de aquella tienda sin llevarnos nada de lo que me
había probado y seguimos con nuestro recorrido y en búsqueda de mi atuendo. Al
final, tras casi una hora, lo encontramos.
-Bien, ahora es mi turno.-anunció.-
Repetimos el mismo proceso y empezamos a entrar en
tiendas menos juveniles, buscando un vestido largo esta vez, que le quedara
como un guante a mi madre.
-Lo único bueno de estas cenas es poder comprarse ropa
nueva.-dije asomando la cabeza al probador. Mi madre rió.
-Antes te gustaban.-dijo mirándose.
-Cuando tenía diez años.-respondí.
-¿Aún te acuerdas? –se quitó ese vestido. Quedaba
descartado. Cogió el siguiente.
-Claro, ¡cómo se me iba a olvidar! Recuerdo que papá
siempre bromeaba diciéndome que había concertado mi matrimonio con uno de los
hijos de Lawrence.
-Sam y Dave.-afirmó mi madre.- Seguramente ellos también
estén y no descarto que tu padre quiera emparejarte con el pequeño.
-Pues que ni se le pase por la cabeza.-dije.
-¿Por qué no? Los ví recientemente y, déjame decirte, que
están bastante bien.
-¡Mamá! –protesté.
-¿Qué? –se miraba el vestido, asegurándose que le quedaba
bien.- No le veo nada de malo. No sales con nadie. ¿O sí y no me he enterado? –mi
mirada debió delatarme.
-Yo que tú me llevaría ese, mamá.
-¡No me cambies de tema, jovencita! –me riñó, divertida.-
¿De quién se trata?
-No hay nadie, mamá.-negué mientras ella se ponía la ropa
que traía.
-¿Es alguno de tus amigos, de los de la revista? ¿El de
los rizos que venía a verte? Que por cierto, hace tiempo que no aparece por
casa.-decidí interrumpirla antes de que siguiera.
-No, no es Harry.-dije con una pequeña sonrisa.
-Pero uno de sus amigos sí, ¿verdad?-rodé los ojos.
-Es mejor que no lo sepas, mamá.-afirmé, dando por
zanjado el tema.
¡Hola chicas! ¿Qué tal el verano? Bien, espero. Aquí os dejo un nuevo capítulo. Sé que no es gran cosa, es algo así como un capítulo de estos de relleno/transición así que supongo que no os ha parecido demasiado interesante. En el siguiente: la cena de empresa y una charla con las chicas. Ambas cosas traerán cosas interesantes a la historia, os aviso. Os dejo una fotillo de los hermanos Lawrence: Sam será Zac Efron y Dave, Taylor Lautner. Nada más, muchas gracias.
Love,
Sarai.