Liam Payne
Un fuerte dolor de cabeza fue lo que me despertó aquella
mañana de domingo. Abrí los ojos y miré la habitación del hotel algo aturdido.
La fiesta de anoche no me había sentado demasiado bien. Eso estaba claro. De
reojo, observé cómo la pantalla de mi móvil se iluminaba y, segundos después,
la alarma empezó a sonar, acrecentando aún más mi dolor de cabeza. Cerré los
ojos con fuerza deseando lanzar el teléfono contra el suelo.
-¡Que ya estoy despierto! –grité como si así consiguiera
que el sonido cesara.
-Y gracias a tus gritos, yo también.-murmuró mi amigo,
dándose la vuelta en la cama y tapándose hasta la cabeza con las sábanas.
-Perdón.-dije de la misma forma y me estiré para coger el
aparato y hacer que dejara de emitir el molesto ruido.- Recuérdame que no
vuelva a beber tanto.-musité llevando una de mis manos a la frente. ¡El dolor
era insoportable!
-Si ya sabes que lo pasas fatal de resaca, ¿para qué
demonios dejas que se te vaya la mano? –mi amigo castaño parecía divertirse
viéndome de aquella manera.-Anda, vamos a bajar a desayunar y de paso le pides
a Harry una de sus pastillitas.
-A este paso, tendré que decirle que me compre un paquete
para llevarlas siempre conmigo.-admití. Y es que últimamente, tras la ruptura
con Sophia, la cosa se me iba siempre de las manos y terminaba más borracho que
una cuba cuando se nos ocurría salir de fiesta.
-Por cierto.-empezó a hablar a la vez que salía de la
cama para irse al baño.- ¿Dónde te metiste anoche? –fruncí el ceño.
-¿En la fiesta con vosotros? –él negó con la cabeza.
-Desapareciste de allí.-se encogió de hombros.- ¿Es que
acaso ligaste con alguna chica, eh Payne? –preguntó divertido, moviendo las
cejas. Intenté hacer memoria, yo creía que había estado en la fiesta todo el
tiempo.
-Si te digo la verdad, no me acuerdo de nada de lo que
pasó anoche.-admití. Él rió negando con la cabeza y entró en el cuarto de baño.
Tras ducharnos y vestirnos, salimos de la habitación para
coger el ascensor que nos llevara hasta la planta baja del hotel. Allí, nos
encontraríamos con los demás para ir a desayunar. Estábamos a pocos pasos de la
puerta de entrada al restaurante, cuando vimos acercarse a Amy y Ron.
-¿Has hablado con ella ya? –me preguntó Louis después de
saludarlas con la mano. Negué con la cabeza.
-Me huye.-contesté.- Pero ahora no se me va a escapar.-
Durante todo el día anterior, había intentado en
numerosas ocasiones hablar con ella pero siempre había conseguido esquivarme.
Quería seguir el consejo que Louis me había dado cuando las chicas llegaron y
no pensaba dejar que se fuera de Australia sin cruzar una palabra con ella y
arreglar la situación así que, me acerqué a ella con paso decidido y la cogí
del brazo, impidiendo que entrara en el restaurante a desayunar con el resto.
-Ron, tenemos que hablar y no pienso soltarte hasta que
aclaremos todo.-dije firme. Ella me miró extrañada.
-No recuerdas nada de lo que pasó anoche, ¿verdad? –fruncí
el ceño una vez más aquella mañana.
¿De qué estaba hablando? ¿Qué había pasado la noche
anterior? ¡Si es que quién me manda a mí emborracharme! Sé que cuando bebo no
suelo acordarme de nada y yo…¡sigo haciéndolo! No tengo remedio.
-Es cierto, no recuerdo absolutamente nada.-admití.- Pero
parece que tú lo sabes así que te va a tocar contármelo.-dije haciendo que
camináramos hacia un lugar más apartado del tránsito de gente.
-¡Sabía que pasaría esto! –exclamó y, seguidamente, un
suspiró salió de sus labios.- Menos mal que no lo permití.-murmuró para ella
misma pero no lo suficientemente bajo para que yo no lo oyera.
-Ron.-la llamé.- ¿Quieres hacer el favor de explicarme
qué pasó o qué hice? –negó con la cabeza.
-Es mejor que no lo sepas.-respondió.
-Quiero saberlo. Dímelo.-pedí.
-Creéme, Liam, no quieres saberlo.-dijo bastante seria.
-No nos vamos a mover de aquí hasta que me lo cuentes,
así que tú verás.-insistí. Resopló mirando al techo y luego dirigió mi mirada
hacia mí, directa a los ojos.
-Me besaste.-afirmó.- Y si yo no hubiera tenido un
momento de cordura, hoy habríamos despertado en la misma cama.
-Espera, ¿e-estás segura? –no daba crédito a lo que
acababa de oír.
-¿Crees que me lo estoy inventando? ¡Esto ya es el colmo!
–dijo exasperada.- En serio, deja ya de poner esa cara de incredulidad.
-¿Entonces engañaste a Ed conmigo anoche? -¿Por qué
demonios era eso lo primero que se me vino a la cabeza? Me acaba de decir que
la besé, porque no ha dicho un “nos besamos” sino un “me besaste” y, en vez de
preguntarme por qué lo hice, voy y pregunto por su novio.
-Ah, supongo que esa parte de la conversación tampoco la
recuerdas.-resopló.
-¿Hubo conversación? –asintió.- Pensé que solo
habíamos-no me dejó seguir.
-Charlamos durante unos minutos porque llevabas todo el
día muy pesado persiguiéndome.-dijo en tono cansado.- pero en cuanto te dije
que Ed era gay, prácticamente te tiraste sobre mí.-noté algo de calor subir a
mis mejillas.
-¿Qué Ed es qué? –pregunté sorprendido. Demasiada
información para estar recién levantado y con resaca.- ¿Me mentiste?
-Eh, eh, un momento.-dijo alzando una mano, en señal de
que parara de hablar.- En ningún momento te dije que estaba con él, fuiste tú
el que te hiciste esa idea en la cabeza, así que no me reclames nada, ¿de
acuerdo? –suspiró mirando al techo.- De todas formas, nunca he llegado a entenderlo,
¿qué más te daba si tenía novio o no? Tú estabas con Sophia.-me miró antes de
seguir hablando.- En cuanto a lo de anoche.-hizo una pequeña pausa.- No tienes
de que preocuparte. Ya sé que solo lo hiciste porque estabas borracho y que no
sientes absolutamente nada por mí. Estoy intentando olvidarme de ti, que salgas
de mi cabeza pero, créeme, no ayuda que intentes hablar conmigo para arreglar
lo que pasó la última vez, Liam. No quiero seguir pasándolo mal así que, te voy
a pedir que me dejes en paz. No quiero que volvamos a ser amigos como antes
porque no puedo seguir fingiendo.-lo había dicho todo prácticamente de
carrerilla y sus palabras me habían dejado tan atónito que aflojé mi agarre
sobre ella, haciendo que pudiera escapar fácilmente de mí. Afortunadamente,
reaccioné cuando empezó a alejarse y, nuevamente la coloqué en la posición
anterior, frente a mí.
-Liam.-no dejé que volviera a hablar. Cogí su cara entre
mis manos y la besé.- ¿Porqué lo has hecho? –preguntó terminando con ese beso
que no había durado demasiado, desgraciadamente.- Ahora no tienes la excusa de
que estabas borracho.
-Ha.-susurré.- sido un impulso.-su mirada me demostraba
que estaba confusa, que no llegaba a entender qué demonios me había llevado a
hacer aquello. Siendo sinceros, ni yo mismo lo sabía. Pero algo en mi interior
me había impulsado a hacerlo y me había gustado. Mucho. Aunque creo que aquella
respuesta no fue nada acertada. Notaba cómo sus ojos se habían cristalizado.
-Un impulso, ¿no? –asintió con la cabeza, apretando los
labios, conteniendo las ganas que tenía de llorar.- Mira Liam, voy a pedirte
una última cosa.-respiró hondo y me miró a los ojos.- No juegues más conmigo,
por favor.-y dicho aquello, se deshizo de mi agarre y salió corriendo por el
pasillo hasta las escaleras que la llevarían a cualquiera de las plantas del
hotel.
¡Genial, Liam! ¡Fantástico! Tu amigo te dice que arregles
las cosas con ella, que habléis y lo solucionéis porque ella lo está pasando
fatal, y después de pedirte que la dejes en paz porque no soporta estar a tu lado
sin ser más que una amiga, ¡tú vas y la besas! ¡LA BESAS! Y para colmo, la
dices que ha sido un impulso. ¿Un impulso? ¿En serio, Liam? ¿Es que no podías
haber contestado otra cosa? Hm..no sé, quizás con un “es posible que tú también
me gustes” o “quizás sienta algo por ti” ¡cualquier cosa hubiera sido mejor que
“un impulso”!
¡BASTA YA! –me grité interiormente. Mi dolor de cabeza ya
era lo suficientemente grande como para que ahora mi conciencia se pusiera en
plan insoportable.
Amanda Turner
De no haber sido por la alarma del teléfono que habíamos
programado la noche anterior, ambas habríamos sido capaces de quedarnos en la
cama hasta la hora de la comida.
-No quiero levantarme.-protestó Ron.
-No seas vaga, Ronnie.-dije zarandeándola levemente.
-¿Te noto muy contenta o es mi imaginación?-preguntó
mirándome. Me encogí de hombros, sonriendo.-Ah, ya sé, Tomlinson tiene la
culpa.
-De eso nada.-contesté, haciéndome la loca. Obviamente,
era él el culpable de que me hubiera levantado con una sonrisa en la cara.- Y
venga, no tardes en levantarte, Payne te espera para hablar de lo que pasó
anoche.-dije para pincharla.
-¡Guarra, ese ha sido un golpe bajo! –exclamó mientras me
lanzaba uno de los almohadones e intentaba darme sin éxito. Reí entrando en el
baño. Ese par acabaría juntos, estaba segura de ello.
Me duché rápidamente y cuando salí, Veronica ya estaba
totalmente despierta. Me vestí con unos pantalones cortos vaqueros algo
deshilachados y los conjunté con una camiseta de tirantes azul algo ancha. Me
calcé el par de converse que me había traido desde Londres y, tras maquillarme
un poco, me senté en la cama a esperar que mi amiga estuviera lista también.
Mientras esperaba, cogí el móvil y me puse a mirar twitter. El pequeño duende
irlandés era tendencia por su cumpleaños y decidí felicitarle a través de la
red social.
-Estoy lista.-anunció Ron.
-¡Ya era hora, maja! –me dio un pequeño empujón y ambas
reímos.
Salimos de la habitación y nos dirigimos al ascensor.
Minutos después, estábamos ya casi frente a la puerta del restaurante.
Vimos a lo lejos a Louis y Liam
acercándose mientras charlaban. El primero nos vio y saludó con la mano. Saludo
que devolvimos de la misma forma. Íbamos a entrar los cuatro casi a la vez pero
solo entramos dos: Liam se había llevado a Ron.
-Buenos días.-dijo Louis al llegar a mi lado. Sonreí.
-Buenos días.-contesté.
Me hubiera gustado más responderle con un beso pero
estábamos en un sitio público y si queríamos que el secreto durara con el resto
del mundo algo más que con nuestros amigos, había que guardar las distancias.
Divisamos al resto al fondo, en una mesa circular
charlando animadamente.
-¡Felicidades, Nialler! –exclamé al llegar y ambos nos
abrazamos.
-Felicidades a ti, renacuaja.-dijo riendo.- Con tu tweet
acabas de desatar la Tercera Guerra Mundial.-abrí mucho los ojos, sorprendida.-
Están preguntando si somos pareja y si he engañado a Lucy contigo.-me susurró.
¡Cómo si el resto de la mesa no lo supiera ya! Rodé los ojos antes de sentarme
en uno de los huecos que había.
-Pues ahora subes una foto con Lu diciendo algo en plan “pasando
un cumpleaños estupendo con la chica de mis sueños” y se acabaron las
estupideces.-sugerí.
-Es que Lu no es la chica de mis sueños.-replicó el
rubio.- No puedo mentir a mis fans.
-Sabes que estoy delante, ¿verdad? –intervino la
interesada y todos reímos ante la cara de Niall que después intentó compensar a
su novia por su comentario con un beso que ella gustosa aceptó.
-Por cierto, ¿y Liam y Ronnie dónde se han metido? –preguntó
Eli.
-Están arreglando sus diferencias.-respondí divertida.
-¿Nos hemos perdido algo importante? –ahora el que
preguntó fue Harry.
-Aunque así fuera seguro que no nos lo quiere contar, ¿me
equivoco?
-En absoluto, querida Gin.-dije.- Es alto secreto.
-Oh, venga ya, cotilléanos un poco.-pidió Lucy.
-¿Qué quieres a cambio? ¿Estás dispuesta a negociar? –dijo
Zayn en plan mafioso y nos echamos a reír.
Tras un poco más de insistencia por parte de todos, les
dejé claro que no iba a vender a mi amiga así que, algo “decepcionados”,
decidimos empezar a desayunar sin esos dos.
-¿Dónde te has dejado a Ron? –preguntó Louis cuando Liam
se acercó a nuestra mesa y, con mala cara, se sentó en una silla.
-¡Ya sé que soy un imbécil, no hace falta que me lo repitáis
más veces! –exclamó sin que ninguno le dijera nada. Todos nos miramos
extrañados…¿qué habría pasado?
No era un secreto para ninguno que ella llevaba tiempo
enamorada de Liam así que podíamos imaginarnos cómo estaba después de que él la
hubiera besado y no solo anoche a causa de los efectos del alcohol. Las chicas
y yo íbamos a subir a verla pero Louis nos lo impidió y le hicimos caso. Él era
el que mejor la conocía y sabíamos que solo estaría dispuesta a hablar con su
mejor amigo.
Casi una hora después, Louis consiguió que Ron saliera de
la habitación para pasar todos juntos las últimas horas que estaríamos en
Australia. El tiempo pasó mucho más rápido de lo que nos hubiera gustado y, sin
darnos cuenta, estábamos ya despidiéndonos en el aeropuerto. Paul y el resto
del equipo de seguridad de los chicos nos habían conseguido una pequeña sala en
la que estar para que pudiéramos decirles adiós sin tener que preocuparnos de
las fans.
-No me eches mucho de menos, ¿vale? –susurró antes de
unir sus labios con los míos una vez más. Había perdido la cuenta de cuántos
besos habíamos compartido desde que llevábamos allí, en un rincón de la sala,
buscando algo de intimidad.
-¡Despegaos ya, babosas! El avión sale en quince
minutos.-y ese era el agradable de Harry.
-Eres inaguantable, Harold.-dije mientras ambos nos
acercábamos al resto del grupo.- Si Gin fuera una chica lista, te dejaría.-le
pinché.
-Y si Louis fuera listo.
-¿Qué? A ver, venga, dilo, Styles.-le reté.
-Nada, mejor me callo.-ambos nos reímos y nos abrazamos.
Ahí empezaba la despedida definitiva.
-¡Cumpleañero! No hagas mucho el loco en lo que queda
día, eh.-y otro abrazo. El irlandés los daba de una manera especial, de esos
que duran bastante y de los que no quieres que acaben nunca.-
-Mandy, cuídamela, eh.-me dijo Zayn al acercarme a él.-
La he visto algo decaída estos días.-me susurró.
-No te preocupes, si hay algún problema o algo, serás el
primero en saberlo.-nos abrazamos también.-Creo que estos dos meses os van a
venir muy bien para saber qué sientes aquí.-le dije a Liam, poniendo una mano
en su pecho. Él sonrió levemente.
-Eso espero, pequeñaja.
-Alegra esa cara, Leeyum.-Y un último abrazo.
-Llámame cuando estés en casa.-me pidió Louis antes de
dejarme ir. Reí. No era la primera vez que me decía aquello y siempre me
recordaba a un padre que le pide que tenga cuidado a sus hijos.
-Sí, papá.-sabía que le molestaba que le llamara así.
Rodó los ojos.
-Nos vemos pronto, enana.-un beso en los labios más y depositó
un último beso en mi frente antes de que las chicas y yo saliéramos de aquella
sala, directas a pasar el control antes de subir al avión.
~
Iba a pulsar el timbre de la puerta de mi casa cuando se
abrió y me encontré con una conocida rubia de ojos azules.
-¿Perrie?
-¡Amy, cuánto tiempo! –exclamó ella antes de darme un
abrazo.
-¿Qué haces aquí? –pregunté divertida. Lo sabía de sobra.
-Hemos estado viendo una película.-contestó mi hermano
sin dar muchos detalles.
-¡Hola, hermanito!
-Tengo que irme ya, ¿quedamos un día para ir de compras? –me
preguntó la rubia.
-Claro.-acepté.- Creo que tenemos muchas cosas de las que
hablar.-ella rió y se despidió de nosotros con la mano.- ¿Y bien?
-¿Bien qué? –rodé los ojos.
-¿Para qué te resistes tanto si sabes que al final vas a
terminar contándomelo, Dani? –dije entrando en casa, arrastrando mi pequeña
maleta.
-¿Sabes que no te he echado ni una pizca de menos,
tortuguita?
¡Hola chicas! Al fin he podido sacar tiempo y terminar este capítulo. Sé que llevo mucho sin subir y que querréis matarme pero bueno, espero que el capítulo os haya gustado. ¿Pensábais que se solucionarían las cosas entre Liam y Ron? Pues me da que no. A mí me da que se han liado todavía más jijijiji. Lou y Amy a mi me parecen monísimos *-* Y bueno, Perrie y Dani...¿habrá pasado algo en ese fin de semana? Ahora parece que todo -excepto el tema de Ron y Liam- va viento en popa, que todo es genial y bla, bla, bla pero como ya muchas me conocéis, sabéis que no puedo estarme quieta y esta situación va a durar más bien poco. En breve las cosas se complicarán y cuando digo breve es BREVE. Muy breve. Creo que nada más por hoy, os dejo unas fotillos de los chicos ayer en la boda de Jay (que guapos iban los jodios, aún no las supero) para compensar un poquito que hayáis esperado tanto. Espero no tardar mucho en subir el siguiente. Muchas gracias.
Love,
Sarai.